Las más de las veces, conviene primero pedir ayuda para delimitar bien el problema antes de decidir con quien rebotar formas alternativas para accionar.
Hacerlo con cualquiera se convierte en una imprudencia. Elegir alguien que no los comprenda correctamente, suele traducirse en algo inútil. Optar por rebotarlos con un verdadero experto, puede resultar difícil u oneroso.
Dirigir implica resolver problemas. Resolverlos supone que los has comprendido y que te has allegado de los medios adecuados y proporcionados para materializar una solución adecuada. Comprenderlos, obliga a identificarlos, dimensionarlos, meditarlos y procesarlos.
En su definición más simple, un problema es un hecho, estado o condición que dificulta la consecución de un fin. Su génesis es diversa. Su magnitud es relativa a la circunstancia específica en que se enfrenta: tiempo, modo, lugar, costo, etc.
Sin duda las credenciales de todo potencial interlocutor influyen a la hora de elegir con quien rebotar un problema de empresa sensitivo, pero ¿acaso no debo delinear antes una aproximación preliminar? Aquí tres interrogantes para la reflexión:
1) ¿Tengo delimitado el problema?.- ¿De qué tipo exactamente es? ¿De qué magnitud real? ¿Es expresión de algo mayor o es reflejo de un cambio de contexto? ¿Está claro el epicentro? ¿Qué dicen los números?
Las más de las veces, conviene primero pedir ayuda para delimitar bien el problema antes de decidir con quien rebotar formas alternativas para accionar.
2) ¿Tengo claro el accionamiento preliminar?.- Teniendo claros los componentes intrínsecos del hecho, estado o condición que se ha convertido en un problema, el director puede decidir la forma contextual óptima para accionar.
Con un argumento de priorización, puede optar por posponer un cierto tiempo la confrontación del problema. Con un criterio de balance de fuerzas o de disponibilidad de recursos, puede optar por sólo administrar el problema durante una ventana de tiempo. Y, en determinadas circunstancias, puede concluir que su energía tiene que estar enfocada en solucionar el problema delimitado en cuestión.
3) ¿Tengo delineadas opciones alternativas para el accionamiento factible? Con claridad estratégica sobre su manejo, todo director debe encontrar cursos alternativos de acción, con costos diferentes y grados de desgaste diferenciados.
Las más de las conversaciones con interlocutores de confianza tendrán mejores resultados cuando se les presente un problema razonablemente bien delineado y algunas opciones para ser discutidas.
Hacer negocios conlleva a confrontar un mosaico muy variado de dificultades. Dirigir, si bien ofrece una perspectiva de conjunto, no elimina una perspectiva predelineada y naturalmente sesgada. Eso hace tremendamente valioso el proceso de rebotar temas con personas de confianza, sin duda, pero inteligentemente elegidas según el caso.
No es recomendable acostumbrarse a conversar todos los problemas del negocio con las mismas personas todo el tiempo. Distintas aproximaciones, razonamientos y experiencias nutren el menú de posibilidades.
Y es que sólo con criterios complementarios y contrapuestos, el tomador de decisión puede enriquecer su tablero de opciones para gestionar la interminable lista de problemas que la dirección del negocio le presentará, un día sí y otro también.
Y este jueves 29, la 2ª edición del Business Invitational
Nació en digital como un espacio de relacionamiento empresarial y de afinamiento de capacidades para navegar una realidad compleja. En esta edición abordaremos el reto de Transformar para Crecer… a pesar de todo.
Confirmados Brigitte Seumenicht (México) para el Bloque Mentalidad y Jonatan Loidi (Argentina) y David Gómez (Colombia) para el panel del Bloque Tracción. En esta edición, conversaremos de negocios con dos autores invitados: Nicolás Hauff y Gwenaëlle Gerard. ¡Ahí nos vemos!
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