Hay personas que no pueden preguntar de manera precisa y concreta.
Por razones misteriosas, sienten la necesidad imperiosa de hacer preámbulos largos, halagos adornados o, en su peor expresión, explicaciones prolongadas que lejos de contribuir a la interrogación, distraen con un abanico de detalles que logran perder hasta al más concentrado.
En su definición más simple, preguntar es verbalizar una duda. Es tratar de llenar un vacío de entendimiento o profundizar en la comprensión de algo. Puede ser también una forma de retar el conocimiento del interlocutor, pero ofrece la oportunidad de ver lucir inteligencias bidireccionales.
¿Qué debe procurar quién aspira a realizar una buena pregunta que contribuya a la conversación? Aquí tres tips para la reflexión:
1) Asegúrate que están usando el mismo lenguaje.- Una buena dosis de incomprensión viene del vocabulario, del uso distinto de acepciones en las palabras o de la terminología que cada mundo profesional tiende a utilizar.
Antes de lanzar la duda de fondo, ayuda a la conversación una buena sintonización de términos. Es elegante iniciar diciendo: “yo entiendo por tal palabra, tal cosa” o, de plano, preguntar qué se debe entender por tal o cual afirmación o palabra.
2) Dale luz al punto de la pregunta rápido.- Te quiero preguntar de ‘x’ tema o de tal asunto. Directo, centrándolo.
Si la pregunta requiere un antecedente, hay que decirlo sintetizado. Sin irse por las ramas, ni sumar al anecdotario. Por esta razón, te pregunto tal cosa. Y una vez terminada la pregunta, guarda silencio (aunque tu cerebro esté pensando que debiste decir ‘n’ cosas más).
3) Limita la pregunta a la pregunta.- Y mejor si es una sola. Sintética, contundente y clara.
Matar una buena interrogante por extensión distractora o diluirla entre un rosario de preguntas menores, no sólo es darle la opción al interlocutor de elegir la pregunta conveniente, sino descafeina lo relevante con paja cuestionadora.
Buenas preguntas tienden a producir buenas respuestas. Y se me podrá decir que lo primero no garantiza lo segundo y diré que es cierto. Como también lo es que las respuestas inteligentes tienden a aflorar más frecuentemente cuando parten de interrogantes que no sólo denotan comprensión de un algo, sino reflexión de posibilidades o puntualización de asuntos críticos o sensibles.
La pregunta no es una forma de presumir el dominio de un tema. Es una oportunidad para complementar el entendimiento de cierta realidad.
El mundo está ávido de nuevas respuestas a nuevos problemas. Lo que no se dice con frecuencia es que eso exige mejores preguntas que ayuden a decodificar nuevas complejidades.
Así que la próxima ocasión que te toque elaborar una pregunta asegúrate de hacerla en ‘modo contributivo’, bien pensada, mejor elaborada, corta y procurando que la pregunta permita detonar una mejor y más fructífera conversación.
Y hay que conocer Yaxchilán… despacito
Vivas el acceso por lancha o llegues por avioneta desde Comitán de Domínguez, conocer ese sitio arqueológico en la frontera de México con Guatemala es una experiencia ultra vibrante.
Pero observar su localización estratégica en ese ‘omega’ del Usumacinta y entender los niveles de sus monumentos es profundizar en la forma de tomar decisiones estratégicas de los líderes mayas que le dieron vida a Yaxchilán.
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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
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