Las mujeres de México creían ser la prioridad para AMLO, pero hoy, él mismo ha sido el encargado de destruir las instancias que las protegían.
¿Ustedes se acuerdan? ¿Recuerdan todas esas voces que celebraban la presencia de mujeres en el gabinete del presidente López Obrador? ¿Recuerdan a todas y todos los opinadores proAMLO festejando que, ahora sí, había paridad de género al más alto nivel? No dejó de verse como una señal de tiempos nuevos para las mujeres.
Pues como en muchos otros frentes, esta expectativa acerca del gobierno de López Obrador topa con una de las peores realidades: la presencia de más mujeres en altos cargos del Poder Ejecutivo no asegura políticas con perspectiva de género. Todo lo contrario: este gobierno ha roto récord en decisiones arbitrarias en contra de la mujer. Pongo tres ejemplos que indignan y duelen:
Uno, las Estancias Infantiles. Hablamos de un programa premiado internacionalmente por su eficacia en favor de los niños que deben recibir una educación inicial y en favor de las mujeres, porque el Estado apoya a los particulares para que las mujeres tengan las condiciones necesarias para trabajar y/o estudiar. Si algo necesitamos en México es promover la autonomía económica de las mujeres y las estancias infantiles eran una condición para dar los primeros pasos. La cancelación de este programa ha sido una de las decisiones que más han reflejado la ceguera y la arrogancia del gobierno actual. Las declaraciones absurdas de funcionarios defendiendo esta medida arbitraria han rayado en la misoginia, como lo he dicho en artículos previos.
Dos, la suspensión anunciada por la Secretaría de Salud a la “asignación de subsidios para la prestación de servicios de refugio para mujeres, sus hijas e hijos, que viven violencia extrema y, en su caso, a sus centros de atención externa. La circular remataba: acatando cabalmente la decisión del Ciudadano Presidente de no transferir recursos del presupuesto a ninguna organización social, sindical, civil o del movimiento ciudadano …”. Por supuesto que fue inmediato el reclamo de las organizaciones sociales, porque estamos ante otra medida que refleja desconocimiento e insensibilidad ante el gravísimo problema de la violencia hacia la mujer. Fue tal el escándalo que, al parecer, ya se echaron para atrás. Y una no puede más que pensar: ¿qué otras cosas estarán haciendo este gobierno sin que nadie se entere?
La respuesta es nuestro tercer ejemplo: recortar el presupuesto del programa para atender a las mujeres con cáncer cervicouterino. Más de 900 pacientes se quedarían en riesgo de no ser bien atendidas en los hospitales públicos, mujeres que no tienen para pagar hospitales privados. De este tema no se ha visto ninguna reacción todavía. Pero ya hay mantas en muchos hospitales públicos anunciando a los pacientes que no pueden atenderles por falta de recursos. Si los doctores y enfermeras protestarán ante la injusticia, seguro no tardarán en decir que hay una “mafia médica”.
Ante esto: le pido a las secretarias de Estado que hablen con el secretario de Hacienda, con el de Salud y con todos para que les expliquen la importancia del desarrollo de las mujeres y que en la medida que ellas se desarrollen podremos crecer todos mucho más. Saben la cantidad de mujeres que trabajan todos los días en las organizaciones sociales que ahora combaten y quieren anular. Ustedes seguramente saben lo que es “sororidad” … ahí se las encargo. Señoras secretarias de Estado: ¡defiendan a las mujeres mexicanas!
Por cierto. Escribo esto antes de saber quiénes ganaron el Oscar. Pero pase lo que pase, felicito a todos lo que hicieron posible ROMA. Particularmente quiero felicitar a Yalitza Aparicio Martínez por su actuación y por renovar nuestro orgullo en la capacidad de la mujer mexicana para romper barreras. También reconozco a Marina De Tavira por su gran talento, y particularmente por cómo puso el alma en la cinta. Y gracias al extraordinario Alfonso Cuarón, quien una vez más nos ha demostrado por qué es de los mejores del mundo.
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