En estos tiempos electorales que están marcando un momento histórico me gusta recordar una conferencia dictada por Mary Beard con respecto a las mujeres y el poder. La conferencia inicia con un pasaje de La Odisea en el que Telémaco (hijo de Ulises y Penélope), ya convertido en un hombre, ve a su madre bajar a donde están cantando las vicisitudes de los griegos en su viaje de regreso al hogar. Como es de suponer, a Penélope no le agrada el tema y pide que elijan un canto más alegre. El joven Telémaco interviene: “Madre mía, vete adentro de la casa y ocúpate de tus labores propias, del telar y de la rueca… El relato estará al cuidado de los hombres, y sobre todo al mío. Mío es pues, el gobierno de la casa”. Ella se retira a sus habitaciones.
A la mujer se le ha pedido que se calle durante muchos siglos hasta que fue imponiéndose otra realidad: el mundo necesita de la presencia, la voz y las decisiones de las mujeres. Lo cierto es que a finales del siglo XX y lo que llevamos del XXI el proceso de integración de aquéllas se aceleró sobre todo en la parte pública. Las mujeres, al menos en México, empezamos a transitar de participar en política al hacer política.
Un repaso de las últimas elecciones nos permite darnos cuenta del momento histórico que vivimos. Desde 1982 hay siempre una mujer en la boleta de las elecciones presidenciales (con una excepción: la del 2000). Este año es distinto. El proceso electoral del 2024 marca un momento de inflexión en la participación de las mujeres en la política. Dos mujeres encabezan las principales fuerzas políticas, por lo que podemos afirmar que tendremos Presidenta de la República. Hoy nos encontramos en un momento distinto porque hemos pasado de hacer política a decidir la política.
Son dos las mujeres que van a contender: Xóchitl Gálvez, por el Frente por México (PAN, PRI, PRD) y Claudia Sheinbaum. Mirando un poco más allá de la enorme diferencia de los procesos que llevaron a una y a otra a ser candidata a la Presidencia de la República, encontraremos en ellas historias muy distintas. Sin embargo, seguramente ambas han tenido que enfrentar obstáculos precisamente por ser mujeres. Además, las dos no están ahí por su lucha exclusivamente personal y lo saben. Antes de ellas estuvo el esfuerzo de miles de mujeres que abrieron espacios con acciones, ideas y estrategias para visibilizar a las mujeres, para impulsar acciones afirmativas, paridades y políticas públicas.
Ya habrá momento y oportunidad de distinguirlas aún más, pero estoy segura de que algo cambiará nada más por el hecho de que son mujeres las principales contendientes. Algo debe cambiar, sobre todo espero que ello signifique mejores decisiones para las mujeres, que es uno de los tantos grupos que el gobierno de Morena abandonó. Seguramente escucharemos propuestas sobre estancias infantiles, escuelas de tiempo completo, acceso a la salud, becas preferenciales, mujeres campesinas, operativos contra el feminicidio, atención a las víctimas de violencia y a las madres buscadoras, apoyo a las mujeres emprendedoras. Ojalá sea así. Ya habrá momento de discutir las diferencias entre las historias y los proyectos de Xóchitl y de Claudia, pero por lo pronto celebro que se normalice que una mujer quiera ser presidente de México.
Habrá presidenta para el 2024 y eso no es cosa menor en términos de la vida democrática de nuestro país. Este hecho es también un acto que reivindica a muchas mujeres que en su propia historia han dicho “yo quiero” y han mandado a volar a los hombres que se sienten amenazados ante la participación de las mujeres en la vida pública. Telémaco se equivocaba al pretender que las mujeres estuviesen constreñidas a ciertas “actividades”, equivocación que, en gran medida, era consecuencia de su contexto. Sin embargo, no debemos olvidar que fue una mujer, Palas Atenea, quien dio fuerza a éste para expulsar de su casa a los pretendientes de su madre y embarcarse en la búsqueda de Ulises. Sin esa mujer, la historia narrada en La Odisea habría sido distinta y eso lo sabía ya Homero, hace más de 2000 años.
Te puede interesar: La esperanza de nuestro lado
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo
