En abril y mayo de 2020 la gente sufrió más que nunca, el dolor fue mayor porque fueron los meses de mayor pérdida de empleo.
¿En qué momento pasamos de perseguir a narcotraficantes a perseguir a hombres y mujeres de ciencia? 31 científicos y académicos conforman ahora el grupo perseguido por el Estado mexicano para quienes piden más de 82 años de cárcel en un penal de alta seguridad, el de Almoloya, es lo que pide la fiscalía. No sólo es un exceso, es verdaderamente una injusticia. Me sumo a las expresiones de solidaridad.
Iniciamos lo que se conoce como “la glosa del informe” que hace el Poder Legislativo; de acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso de la Unión, el análisis se desarrolla “clasificándose por materias: en política interior, política económica, política social y política exterior”. La semana pasada iniciamos con la política social.
El Poder Ejecutivo ha sido insistente en que su propósito de gobierno ha sido beneficiar a los pobres y combatir las desigualdades. El propósito es loable. Nadie, en su sano juicio, podría oponerse a ello, desde luego, no nosotros. Sin embargo, tres años después de ejercer un gobierno sin restricciones, la pobreza no ha hecho más que aumentar.
Tres motivos por los que ha aumentado la pobreza: el gobierno no optó por los pobres, optó por los votos, cambiaron la focalización de la pobreza y, por último, no se hizo nada frente al desempleo.
Primero, no optaron por los pobres, optaron por los votos; prefirieron una desordenada entrega de dinero que genera dominio electoral y que empobrece más que buscar oportunidades de desarrollo para salir de la pobreza. Han desviado los fondos a proyectos ideologizados e inútiles y les negaron los recursos a los pobres, a la ciencia, al deporte, a los indígenas, a los niños y niñas con cáncer, a las personas con discapacidad, a los desempleados, a las mujeres, a temas verdaderamente prioritarios, para dárselos al cumplimiento de lo que terminará como caprichos faraónicos.
Segundo, cambiaron la focalización de la pobreza. En su afán destructivo, el gobierno desestimó los padrones de “Oportunidades” y “Prospera”. Ni siquiera se analizó si valía la pena seguir con ellos, tiraron a la basura esos procesos de focalización de la pobreza y, en su lugar, crearon un “Censo del Bienestar”, armado estrictamente por operadores con criterios electorales, no sociales. Por eso no se ha podido reducir la pobreza. El dinero y los apoyos llegan a muchos pobres sí, pero mucho se pierde en el camino.
Tercero, la pobreza se incrementó también por falta de empleo. En abril y mayo de 2020 la gente sufrió más que nunca, el dolor fue mayor porque fueron los meses de mayor pérdida de empleo. Y el Estado no hizo nada, se comportó como el más egoísta de los neoliberales: dejando hacer y dejando pasar. Los abandonó y los empobreció.
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