La persecución y la mentira son dos acciones propias de las dictaduras populistas porque van minando los valores democráticos y gradualmente van reduciendo la libertad.
El populista persigue todo el tiempo a la oposición, la amenaza a través de discursos militares y en las mañaneras todos los días, la persigue desde la tribuna en las cámaras de Diputados y de Senadores, la persigue en lo escondido a través de redes y usuarios anónimos, la persigue cancelando programas de radio, acordando la negación de entrevistas a determinadas personas, la persigue al prohibir que sea escuchada su voz o sus ideas. Ejemplos los hay y muchos. Una buena parte de la población, casi la mitad, es perseguida por la autoridad o se encuentra amenazada.
Sin embargo, es peor la mentira. Cuando Morena le miente a la oposición, también le miente a los integrantes de Morena misma, ellos son los primeros en autoengañarse y en defender lo indefendible. La mentira nos está haciendo un daño profundo tanto en nuestras relaciones humanas como en nuestras decisiones de país.
Los oficialistas también se ven afectados por las mentiras del gobierno. No pueden sustraerse del discurso de la mentira. Para ellos también son los datos los que faltan a la verdad, para éstos también están dirigidas las incongruentes decisiones de gobierno. Algunos —los menos— han caído en la cuenta de su propio engaño y evitan hablar del tema o comienzan a ser críticos: incongruentes, pero críticos.
Hace unos días, a propósito de la comparecencia del secretario de Hacienda, discutimos el paquete económico. El paquete económico que incluye la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos no es realista y, por ello, es irresponsable. Claramente hay una sobrestimación de ingresos con un gasto subestimado. Es decir, no vamos a tener tanto dinero y además vamos a gastar mucho más de lo que nos dicen.
Resalto entonces lo que resulta muy preocupante como punto de partida: el balance primario. En términos muy simples, el balance primario es la diferencia entre ingresos y gastos (egresos) de un país, sin considerar el costo financiero. Según la estrategia que se aborde, el balance puede resultar superavitario (excesivo), deficitario o balanceado. El gobierno argumenta que este será un balance primario superavitario o al menos balanceado.
El gobierno de Morena siempre ha presentado ingresos sobreestimados y egresos subestimados. Todo esto se agrava porque, además de la mentira de dos filos que implica decir que ganamos más y gastamos menos, esta vez ya se acabaron los fondos de estabilización ahorrados en las administraciones pasadas. Ya no hay ahorros porque este gobierno se lo gastó todo. Esa es la verdad.
El gobierno estima tener más ingresos porque supone que México va a crecer el 3%. Sin embargo, no han hecho nada para que crezcamos a esos niveles. Además, organizaciones multilaterales y hasta el Banco de México estiman que no se va a crecer tanto. ¿Cómo vamos a crecer si la inversión pública no es productiva y la inversión privada brilla por su ausencia ante las decisiones públicas tomadas desde el gobierno? Y si no hay crecimiento no lograrán la recaudación que calculan tener por la vía de Impuesto Sobre la Renta y del Impuesto al Valor Agregado.
En cuanto al gasto, la austeridad pública tan aplaudida no ha llegado a los programas consentidos del presidente. Nos hablan de inversión “social”, pero cualquiera se indignaría al ver la manera en que dilapidan los recursos públicos en estructuras clientelares mientras los niños y niñas no reciben vacunas ni medicinas ni tratamientos para combatir el cáncer.
Por otra parte, hace unos días en Yucatán, el subsecretario de Hacienda declaró que el gobierno tenía un “guardadito” en efectivo y que asciende a la cantidad de 150 mil millones de pesos. No sabemos ni dónde está ni por qué está en efectivo. Aquí hasta el lector más ingenuo deberá sacar sus propias conclusiones.
Al gobierno se le olvida la importancia de la verdad, sólo se preocupa por la narrativa para obtener votos. Desprecia los datos ciertos y las expectativas probables. La verdad nos conviene a todos pero en México se miente mucho y por eso se está instalando la desconfianza, hasta en los de Morena.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com