Increíble que una canción que habla de “luz y color”; que una palabra que evoca un momento feliz porque recibes un beneficio en una feria se haya convertido en el instrumento para dejar sin trabajo a cientos de juzgadores y sin justicia garantizada a millones de personas. La soberbia y la insensibilidad han marcado este proceso.
En el momento de mayor riesgo de manipulación del voto, al gobierno de México se le ocurre “jugar” una tómbola con los trabajadores del Poder Judicial, para correrlos de sus cargos. En momentos en los que vivimos la mayor ola de violencia en México, a este gobierno se le ocurrió dar un paso adelante para destruir al Poder Judicial, correr a magistrados y jueces para ofrecer puestos de juzgador al crimen organizado. En los momentos de mayor competencia por el nearshoring y por la dificultad que implica generar confianza y atraer inversión extranjera, este gobierno despide a juzgadores especializados a través de una tómbola y buscar que ocupen esos puestos personas sin muchos requisitos, sujetos todos a la revisión de un Tribunal que también será electo en un proceso inoperable, inoperante y sin ninguna garantía de limpieza.
El sábado pasado, el presidente de la Cámara de Senadores, dejó de ser senador y se convirtió en un orquestador de la feria de la soberbia y, por lo tanto, en el verdugo de más de 300 jueces, mientras tanto cuatro senadoras se olvidaron del desempeño de sus cargos para “convertirse” en edecanes o más bien en “correveidiles” y a sacar cada bolita de una urna para exhibirlas en unas repisas. Ni él ni ellas reparaban siquiera en el hecho de que cada bola representaba una persona, una mujer, un hombre, una familia, y que, en esta tómbola, se jugaban los destinos de un poder de la Unión.
Le recomiendo que vea los videos de la “Tómbola del Senado”, es la feria de la indignidad, de la miseria y la insensibilidad. Además, es un verdadero desorden, no transcribo aquí las instrucciones que daba el verdugo presidente. Quien lo vea notará el esfuerzo que implicaba poder concentrarse: los números parecían burlarse de los participantes, 414 plazas más 114 menos 64 y quítale el número que pensaste porque, de pronto, se cayeron las bolitas y brincaban por el piso y, por qué no, nuestros brillantes senadores pasaron a ser “recogebolas” y “baloneros” en una sesión que bien podría haber sido un programa de variedad de domingo por la tarde. Ahora sume usted un dudoso quórum y un cuestionable mecanismo de organización y tiene usted la receta perfecta para el desastre, el desorden, la confusión y la falta de garantía de transparencia y limpieza, ¿recogieron todas las pelotitas, no faltaron algunas, son las mismas? Deberían anular ese procedimiento.
Triste, muy triste que ni siquiera una elemental empatía pudo ser expresada. Leo las historias, algunas decisiones de jueces y magistrados que escriben en las redes y no podemos más que reflexionar: Claramente no hay reforma judicial sino una sustitución de personas. Hay un despido masivo, no sé ni me importa por quién votaron porque nadie, pero nadie, merecía ser despedido de su cargo de esa manera por un Poder Legislativo que ha renunciado a su dignidad dentro de los poderes de la Unión frente al omnipotente Poder Ejecutivo.
Las historias de quienes han corrido de sus puestos son desgarradoras. Hay que leerlas, por respeto a la biografía de cada una de ellos y porque, además, han tenido la valentía de hacerlas públicas. Mi solidaridad con cada juzgadora y juzgador por tan injusta, ilegal e indebida destitución. Tendremos que responder con reflexión y acción.
Me duele profundamente lo que vivimos: el terror del poder público hacia los demás.
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