Si seguimos permitiendo al crimen organizado cooptar al Estado, no van a desaparecer los homicidios, lo que va a desaparecer es el Estado.
El Estado es una organización política natural que tiene muchas razones que justifican su existencia. Con un buen gobierno a la cabeza, el Estado alcanza bienes que la ciudadanía no podría lograr por sí sola. Es decir, requerimos de una institución como el Estado que nos permita alcanzar ciertos fines. Dos ejemplos muy claros son la salud y la seguridad. Como sucede en el resto de los temas, en estos dos casos específicos el gobierno actual ha fallado.
En materia de salud la expresión más clara de la tragedia fue el manejo de la pandemia. Además de eliminar el seguro popular, decidieron enfrentar la crisis sanitaria apostando a la consecución de la inmunidad de rebaño, lo que dio lugar, a la muerte de más de 700 mil personas. No mientan, son más de 700 mil mexicanas y mexicanos los que perdieron la vida.
Pero el drama mayor lo vivimos en el tema de la seguridad. Y no es para menos si tomamos en cuenta los mensajes que una y otra vez se envían, desde el poder, al crimen organizado para comunicarles que pueden hacer lo que quieran; mensajes que llegan incluso a la notificación de que pueden adueñarse del territorio.
El ejemplo fue Sinaloa cuando el presidente declaró que “hay lugares donde predomina una banda fuerte y no hay enfrentamientos entre grupos y por eso no hay homicidios. Se los explico más: Sinaloa y Durango no están entre los estados con más homicidios porque hay una sola banda”. Es decir, mientras un territorio específico “pertenezca” a un solo grupo criminal, todo está bien. Además, el Presidente indebidamente redujo el problema a “8 o 10” estados de la República.
El editorialista Héctor de Mauleón desarrolló con claridad el porqué de la falsedad de esa declaración. Para demostrar la mentira del gobierno de Morena utilizó los propios datos del gobierno. Para empezar, señaló, se trata de 17 entidades federativas controladas por el crimen organizado. Además, hay 16 carteles del narcotráfico que actúan o tienen presencia en las 32 entidades. Entre las organizaciones criminales están la Unión Tepito y el cártel de Tláhuac, que azotan a la Ciudad de México. A De Mauleón lo respaldan no sólo los datos del gobierno, sino las denuncias que todos los días hacen los ciudadanos. Van más de 120 mil muertos en sólo cuatro años. Esto es “el récord de violencia desde que la violencia se mide”.
La declaración del presidente no sólo implica una falsedad, sino que es la expresión de una claudicación oficial del Estado frente al crimen.
Esa declaración significa una claudicación de las funciones del Estado por parte del gobierno de Morena. Les entrega el Estado a los miembros del crimen organizado para que ellos cobren sus impuestos a través de la extorsión, de los secuestros, de los “cobros de piso”. Les entrega el Estado para que ellos impartan la justicia y no necesiten de jueces; les entrega el Estado a los criminales para que sean ellos los que impongan su ley.
Si seguimos permitiendo al crimen organizado cooptar al Estado, no van a desaparecer los homicidios, lo que va a desaparecer es el Estado. Y nos será muy difícil alcanzar un punto de regreso. Pero aquí estamos los que nos resistimos a entregar a México.
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