Cada semana somos testigos de un grave debilitamiento en el sistema de pesos y contrapesos. Lo vemos con un Legislativo que se va convirtiendo en una oficialía de partes. Un ataque presupuestal a los organismos autónomos como, por ejemplo: el INE en lo electoral, Inegi en los datos públicos (nada más y nada menos) y la CRE en energía.
No hay duda. El cambio ya se siente. Estamos ante un nuevo movimiento de partido hegemónico, construido sobre un presidente personalista muy fuerte sin ganas de escuchar, que dirige un gabinete débil que todos los días pierde el dinero de los mexicanos con tal de cumplir las decisiones, ocurrencias y caprichos de una sola persona. Todo ello sin que exista una ordenada oferta de oposición, dado el colapso de los partidos políticos y la obediencia
anticipada de muchos cuadros empresariales, intelectuales y académicos.
Asimismo, cada semana somos testigos de un grave debilitamiento en el sistema de pesos y contrapesos. Lo vemos con un Legislativo que se va convirtiendo en una oficialía de partes. Un ataque presupuestal a los organismos autónomos como, por ejemplo: el INE en lo electoral, INEGi en los datos públicos (nada más y nada menos) y la CRE en energía. El Poder Judicial enfrenta un asalto del morenismo en la propia terna para integrar la Corte; y, por si fuera poco, el supremo presidente nos anunció que había dado prácticamente una instrucción para el sentido de una resolución de la Corte respecto de un caso. Y habrá que agregar que la prisión preventiva ociosa, a manos del Ejecutivo, será la norma y no la excepción. Por eso los “delitos electorales” (cuándo ellos pierden) y la corrupción (cuando no son los suyos) son parte de ese gran catálogo para ser encarcelado prácticamente sin juicio. El Federalismo que podría ser un dique de moderación para este poder ilimitado, es también blanco de ataque; veamos Jalisco en el tema de presupuesto y gasolina, a Chihuahua con respecto al fondo minero y a Michoacán en relación con la toma de las vías de ferrocarril.
En términos económicos, todos los referentes de las perspectivas del crecimiento económico de largo plazo van a la baja. En Michoacán siguen detenidos algunos ferrocarriles que son clave para muchas industrias que pierden cotidianamente miles de millones de pesos. La respuesta del presidente es increíble: voy a preguntarle a la Comisión de Derechos Humanos si puedo hacer lo que la Constitución dice que debo hacer como presidente de la República que es hacer cumplir la Ley. Afortunadamente la CNDH contestó con dignidad. Pero lo que quería era evadir la responsabilidad y culpar a otros. En Tamaulipas se están perdiendo miles de empleos porque el gobierno no tiene capacidad de ser un intermediario para garantizar la paz laboral. Una calificadora ve fallas en el gobierno corporativo de Pemex, el Ejecutivo les llama “¡hipócritas!”
¿Hay algo bueno qué decir? Seguramente. Por ejemplo, en el corto plazo van a mejorar los ingresos de muchos mexicanos que recibirán uno, dos o tres cheques mensuales con los atentos saludos del presidente del país. La pregunta es si estos mil o tres mil pesos extra compensarán los daños que se irán ocasionando por la falta de talento en las decisiones. ¿De qué sirven los 3 mil pesos si no hay empleos?, ¿le sirven mil pesos a una mamá que tuvo que perder un empleo porque no había quién cuidara a su hijo? Lo de las estancias infantiles es tan mala la decisión como la defensa de la cancelación del programa. Además, de las becas que se les dará a los jóvenes, nadie ha evaluado qué sígnifica para una familia que los hijos ganen la mitad o la tercera parte que el papá, ¿se perderá algo de autoridad en la familia?, ¿comprarán libros o terminarán alimentando el poderoso ejército del narcomenudeo?, ¿no será contraproducente?
Finalmente, la polarización, el discurso del odio frente al que piensa diferente se hace presente todos los días. Vivimos en un clima de insultos reales y virtuales. Y todo esto mientras hacemos un ridículo internacional por la falta de una estrategia clara y valiente para defender al pueblo de Venezuela y su orden constitucional. Desde luego, al señor Trump se le asegura que se le respeta frente a los insultos hacia México.
Bien dice un meme que circula en redes: “Podrán decir lo que quieran, pero la verdad es que estamos mucho mejor … que el próximo mes”.
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