AMLO se ha caracterizado por querer defender al pueblo de México, pero sus acciones se muestran contradictorias. El caso de las estancias infantiles es muestra de ello.
Este gobierno se dice de izquierda, pero con su desmantelamiento irracional de las instituciones públicas está siendo más neoliberal que ninguno, y con ello daña al pueblo más de lo que se imagina. Ahora le tocó a las mujeres y a los miles de niños que se benefician de las estancias infantiles, pues el programa ha sido prácticamente cancelado al eliminar más de la mitad del presupuesto, de por sí escaso, a las estancias infantiles.
Las estancias infantiles fueron reconocidas por la ONU como uno de los mejores programas públicos de México. La UNICEF lo consideraba una medida que ayuda al sistema de protección de los derechos de los niños, ha sido considerado como un ejemplo de mejores prácticas. ¿Por qué?
Porque mejora las condiciones para que las mujeres accedan al mercado laboral y eleven sus ingresos. Las mamás de estos niños pueden ir a trabajar o a continuar con sus estudios tranquilas, dejando a sus hijos en buenas manos. Además, las mujeres que participan como cuidadoras en las estancias reciben un ingreso estable. Era una situación “ganar-ganar”, en la que todos salían adelante con su esfuerzo, no con dádivas.
Porque mejora la atención a la niñez. Muchos niños pequeños eran simplemente dejados en su casa al cuidado de alguna pariente o vecina ocupada en otras tareas. Otros de plano tenían que irse con su madre al trabajo, donde no podían atenderles. Todo esto cambió cuando las mujeres pudieron llevarlos a una estancia infantil que la propia mamá podía elegir y que además recibían una buena atención de mujeres dedicadas y capacitadas, que se dedicaban sólo a su cuidado.
Porque es un programa incluyente. Las estancias que recibían a niños y niñas con discapacidad recibían una subvención especial. Y también ayudaba a mujeres indígenas que salieron de sus comunidades a estudiar pedagogía, las cuales pudieron regresar y poner una estancia infantil.
Las senadoras Martha Márquez, Kenia López y Josefina Vázquez Mota denunciaron esta terrible decisión. Los de Morena respondieron que se recortaba el dinero porque “había corrupción”. Tal vez era cierto: todo lo hecho el sexenio pasado parece estar manchado por la duda. Lo que había que hacer entonces era investigar, denunciar, destituir, llevar a juicio y castigar a los responsables; y no dañar a quienes nada tienen que ver, porque, ¿qué culpa tienen los niños de los desórdenes de la administración pasada?, ¿tienen alguna idea de lo que significa para una mamá quedarse sin estancia?, ¿escucharon las opiniones de las mamás trabajadoras, de los papás, de las encargadas de las estancias?, ¿alguien les hizo una “consulta popular”?
Muchas medidas que se han tomado arbitrariamente en los dos meses que lleva este gobierno han afectado la economía del país. Pero para mí, que soy humanista, esta decisión está fuera de límites. Aquí no hay calificadoras, ni mercados internacionales, ni inversionistas, ni caídas en la Bolsa de Valores. Aquí hay miles de mamás y papás que no tienen dónde dejar a sus hijos. Muchos de ellos, supongo, votaron por López Obrador llenos de esperanza en un cambio para bien. Qué dura manera de hacerlos ver la realidad.
Un gobierno debe poner en el centro a la persona humana. Este programa era la expresión de principios de subsidiariedad y de solidaridad, era una muestra de que la sociedad puede organizarse y cuidarse a sí misma, con un mínimo de orientación y apoyo del gobierno. Como lo dijo Cecilia Landerreche: “Es un programa de mujeres apoyando a otras mujeres con el apoyo del Gobierno Federal”.
Una decisión así solo la explica la soberbia, la carencia de altura de miras, la ceguera ideológica que no permite ver el enorme daño que ocasionan los resentimientos políticos. Desde este espacio, hago un llamado respetuoso a la oposición, a los organismos empresariales, a las organizaciones civiles y religiosas para que defiendan y fortalezcan este programa, tan importante para tantas familias mexicanas.
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