La manifestación del Zócalo que organizó Morena el viernes por la tarde fue una demostración clara de acarreo y puso de manifiesto una (des)organización desde el poder. Del manoteo protagonizado por dos mujeres ni hablamos, están nerviosas. Lo cierto es que por más dinero que utilicen para sus eventos (y vaya que lo tienen), éste no sirve cuando sólo se usa para dar fuerza y generar un mayor número de asistentes a un discurso que está construido a base de mentiras. Las campañas electorales serán difíciles porque el actual gobierno ha demostrado que no piensa escatimar un peso con el objetivo de no soltar un solo cargo. Tienen una determinación férrea que atizan con populismo u autoritarismo. Del otro lado se erige una oposición armada con fuerza y corazón.
Ante este panorama, ¿qué es lo que nos mantiene en la oposición y en esta batalla? ¿Qué es lo que, a pesar de los insultos y la persecución, nos hace seguir en la lucha?
Lo que nos mueve a luchar no sólo es nuestro profundo amor a México, sino la conciencia decidida de que tenemos que actuar para recuperar a nuestro país. Como dice Xóchitl Gálvez: “Este gobierno y su partido oficial han puesto en peligro tres valores: la vida, la verdad y la libertad”.
Han puesto en peligro la vida de los mexicanos al implementar una actitud cobarde y entreguista frente al crimen organizado; han puesto también en peligro la vida de los mexicanos a través de la destrucción del sistema de salud en México. En este artículo me limito a platicar sobre el tema de seguridad, al tema de salud me referiré la próxima semana.
En términos de seguridad, lo primero que hizo este gobierno fue destruir a la Policía Federal, al eliminarla sin ningún respeto. Ha minado también a las Fuerzas Armadas, encargándoles todo tipo de tareas que no tienen nada qué ver con la defensa militar, sino más bien con la construcción de los caprichos del presidente.
Han puesto en peligro la vida de los mexicanos porque han arrodillado a pueblos completos frente a los criminales; les han reducido el presupuesto de seguridad a municipios y a los estados. Y, por si fuera poco, han abandonado a las víctimas, porque los abrazos fueron para los criminales y los balazos para las policías, los soldados, los marinos y, especialmente, para las víctimas.
Frente a la cobardía, los valientes preferimos trabajar en la reconstrucción de instituciones de seguridad, en crear y fortalecer los controles de confianza, promover la inteligencia en la investigación, así como una política clara en coordinación con las autoridades locales.
La propuesta anunciada por Xóchitl es darle prioridad, primero, al presupuesto de seguridad para construir una prisión de alta seguridad y con tecnología de punta.
Segundo, fortalecer la cooperación con Estados Unidos porque el crimen organizado obtiene su fuerza de un negocio que depende de ambas naciones, de ahí que la propuesta incluya una agencia Binacional de aduanas.
Un sólido sistema de seguridad depende de que las víctimas encuentren apoyo en el Estado. Más de 44 mil desaparecidos y más de 180 mil asesinados son cifras que nos obliga a pensar en los miles de víctimas que deben recibir del Estado protección y no desprecio. Requerimos, además, una política para prevenir y combatir el secuestro, la extorsión y el feminicidio.
“Los abrazos y no balazos” han generado que una enorme cantidad de municipios de nuestro país sucumban ante el crimen organizado quien, envalentonado por una política proteccionista de parte del actual gobierno, se ha apropiado del motor económico de muchísimas localidades, mediante el cobro de piso y el mantener aterrorizada a una población que ve cómo sus autoridades vuelven la mirada para otro lado.
“Abrazar” a quienes tienen sometida a una nación es el peor acto de violencia que se pueda sufrir porque viene perpetrado por quienes deberían garantizar nuestra tranquilidad. Esos son los actos que hablan con más elocuencia que cientos de puntos de propuestas vacíos de contenido.
Las familias mexicanas crecemos y progresamos en tanto nos sentimos tranquilos y seguros, y ese es el primer punto (de muchos más) en el que nuestro gobierno nos ha fallado. En el más primordial de los derechos de un pueblo.
En materia de seguridad la política de “abrazos y no balazos” ha matado a miles de mexicanos. Defendamos a México.
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