Datos gubernamentales y de la Auditoría Superior de la Federación dejan claro que las empresas estatales sufren, con el gobierno de la 4T, pérdidas record, opacidad y desvíos de miles de millones de pesos.
Esos monopolios generan pérdidas iguales o mayores a las generados por el COVID.
El abandono de Texcoco y la ampliación de Santa Lucía salieron más caras que terminar el Aeropuerto de Texcoco, el cual hubiera sido el más grande de América Latina. Ese grave error lo indujo un contratista que perdió las licitaciones para construir el aeropuerto de Texcoco, y para lograr ingresos millonarios de su empresa le propuso al presidente Santa Lucía.
El Tren Maya, que pueden o deben construir los particulares, invade una de las reservas ecológicas más bonitas del mundo, la que partieron con la construcción de vías para que pase un tren, que destruye árboles milenarios, cenotes y asustan a la fauna de esa región.
En Segalmex (Seguridad Alimentaría Mexicana), la Auditoría Superior de la Federación encontró pagos a empresas fantasmas que existen solo en el papel.
Las pérdidas y desvíos de Segalmex, antes Conasupo, pueden ascender a los 15 mil millones de pesos.
El derroche, desvíos o robos de miles de millones impunemente son una prueba que el presidente López Obrador desconoce o tolera esos desvíos multimillonarios, los que en la posteridad serán datos duros para fundamentar que en el gobierno de la 4T, (2018-2023) imperó una corrupción igual o peor a la del PRI el siglo pasado.
Aumentar los apoyos a Pemex y la CFE, monopolios estatales que cada día pierden más dinero, en lugar de corregir su mala administración, abandonar la construcción de Texcoco, y los “elefantes blancos” de Dos Bocas, el Tren Maya y Segalmex, implican millones para darle vida a esos megaproyectos, que hasta ahora pintan con base en datos de la ASF, en nidos de corrupción y derroche, que desangran la economía mexicana.
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