La decisión del actual gobierno de frenar la inversión privada en el sector petrolero, por motivos ideológicos, impide una mayor producción de gasolinas y de gas.
La ineficiencia, corrupción y endeudamiento de Pemex y la CFE no se inician con el gobierno de López Obrador, se agravan. Es injusto no tomar en cuenta el daño a la economía por el COVID, pero es un error atribuir sólo a esa pandemia las crecientes pérdidas de los dos monopolios estatales. La principal causa de la desastrosa situación de Pemex y la CFE son las decisiones equivocadas de sus actuales directivos, con el desconocimiento o aprobación tácita del presidente.
En Pemex sigue la corrupción, igual o peor que el sexenio pasado. La deuda continúa creciendo. Pemex se encuentra prácticamente en suspensión de pagos. En cualquier momento las calificadoras bajarán su deuda a categoría de bonos basura.
La decisión del actual gobierno de frenar la inversión privada en el sector petrolero, por motivos ideológicos, impide una mayor producción de gasolinas y de gas. El gobierno gasta más dólares en importar derivados del petróleo que lo que recibe por exportaciones de crudo. La balanza petrolera es negativa.
En la Comisión Federal de Electricidad crecen sus pérdidas y la necesidad de mayores subsidios del Estado. Las pensiones privilegiadas a su personal, al igual que las de Pemex, equivalen a los presupuestos de varias secretarias.
En el sexenio pasado se modificó el convenio con el sindicato para reducir sus privilegios, pero el actual director se los volvió a otorgar, se pueden jubilar desde los 55 años. Esos privilegios se dan a cambio de que el sindicato, presuntamente, le asegure el voto de más de 90 mil trabajadores de CFE a Morena.
La decisión de su director de obstaculizar la inversión privada en energía limpia y el gobierno aprobar una ley que regresa al monopolio total del Estado, como el siglo pasado con el PRI, implican más contaminación, mayores costos y posible escasez de electricidad, que generen apagones en un futuro próximo.
El negro panorama de los monopolios estatales mexicanos, por decisiones equivocadas, una visión ideológica y electorera de una izquierda radicalizada, que no quieren saber nada de inversión privada, son la causa de la crítica situación de Pemex y la CFE, que puede arrastrar a México a una crisis económica tan grave o más, a la del PRI en los años 70 y parte de los 80, del siglo pasado.
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