Transformar es superar unas formas de gobernar para implantar nuevas, pero no vemos una transformación con la 4T hacia algo nuevo, sino un regreso al PRI de los años 70 del siglo pasado.
El gobierno de la llamada 4a Transformación parte de la premisa que hay tres transformaciones fundamentales en la historia mexicana: la Independencia, la Revolución y la Reforma. Y la cuarta será la derivada del actual gobierno.
Aunque no hay un programa claro de los cambios concretos para lograr una cuarta transformación, el presidente López Obrador comenta que implican austeridad republicana, reducción de la corrupción, de la pobreza y la desigualdad.
A dos años 5 meses de gobierno de la 4T no hay una austeridad republicana en el gasto público. Hay desorden administrativo que se manifiesta en una disminución del gasto y subejercicio en sectores básicos, como Salud e Infraestructura, y un aumento en inversiones “capricho”, con poco futuro o que podrían realizar los particulares
No hay reducción, ni una mayor transparencia en el gasto público, que nos permita afirmar que se redujo la corrupción. Se incrementó la asignación directa de contratos y se abusó del concepto “seguridad nacional” para ocultar gastos.
La inversión y el crecimiento, aún antes del COVID, son menores que el sexenio anterior y la inflación anualizada es casi la misma: 4.8% en diciembre del 2018 y 4.7% a marzo del 2021.
La creación de empleos disminuyó, la inversión se frenó, no solo por el COVID, sino por decisiones de la 4T que asustan la inversión privada nacional e internacional. Durante el gobierno de la 4T, hasta ahora, no hay transformación sino retroceso.
Transformar es superar unas formas de gobernar para implantar nuevas, pero no vemos una transformación hacia algo nuevo, sino un regreso al PRI de los años 70 del siglo pasado.
Terminar con la participación de la iniciativa privada en el sector petrolero y el sector eléctrico no es nuevo, sino regresar a un pasado que ya fracasó. Transformar no es retroceder a las mismas políticas del siglo XX, fortalecer los monopolios estatales y concentrar el poder en el ejecutivo.
Basados en lo sucedido en casi dos años y medio del actual gobierno, lejos de hablar de una transformación, que lleva implícita una nueva y mejor forma de gobernar, hay un claro retroceso a políticas del PRI de los años 70 del siglo pasado, cuyos frutos fueron un mayor empobrecimiento de los mexicanos.
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