Para muchos la tercera edad es una época de soledad y añoranza, pero cada vez vemos a más hombres y mujeres que desmienten esta creencia general.
A medida que cumplimos más años de vida nuestro cuerpo y nuestra mente van envejeciendo poco a poco. La tercera edad o adultez tardía es un modo de llamarle a esta época de la vida.
Nos dice Ingmar Bergman, cineasta y escritor sueco: “Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”
Para muchos la tercera edad es una época de soledad y añoranza, pero cada vez vemos a más hombres y mujeres que desmienten esta creencia general, viviendo estos años con gran alegría, cumpliendo sueños que alguna vez tuvieron, pero sobre todo sintiéndose valorados por quienes les rodean.
A partir de los sesenta o sesenta y cinco años de edad se acentúan los cambios físicos: disminución de la agudeza auditiva y visual; pérdida de masa muscular y densidad osea, pérdida de flexibidlidad y funcionalidad y aparecenen enfermedades como la diabetes, osteoporosis, infartos, cáncer y embolias.
Cambios mentales como: la pérdidad gradual de la memoria así como la atención y concentración, disminución en la velocidad para procesar y responder, así como la dificultad para aprender nuevas habilidades.
Se presentan en esta etapa de la vida cambios emocionales como la pérdida del optimismo y entusiasmo; frecuentes depresiones, pérdida de motivación, desinterés y apatía.
Muy importante es ser consciente de los cambios sociales: los roles familiares se modifican, y el adulto mayor deja de tener autoridad ante los demás; cuando se da la “jubilación”, se presenta una falta de rutina laboral; hay una sensación de inutilidad y se pierden amigos y familiares.
Todo esto conlleva cambios espirituales profundos que hace que el hombre o mujer de la tercera edad reflexione sobre su muerte y en muchas ocasiones esto lo lleva a una mayor vida de reflexión y oración.
Se presentan retos tales como el duelo ante las pérdidas propias de la edad, la utilización del tiempo de manera que se sienta productiva la persona, así como el de encontrarle significado al presente.
A medida que las personas envejecen, tienden a experimentar más problemas de salud que van afectando a funciones que antes les permitían ser independientes, como caminar, ir al baño, salir a la calle, entre otros.
Esto es algo que al adulto mayor le preocupa y le causa mucha angustia e incluso presentar un cambio de humor y carácter. Es una realidad que nos alcanzará a la mayoría de nosotros y que debemos conocer y saber afrontar.
Sin embargo, cada uno de nosotros tenemos la capacidad de decidir cómo queremos vivir cada día de nuestra vida: como una oportunidad para ser feliz o para ser miserable; si como una maravillosa aventura o como un tiempo desperdiciado; teniendo retos a superar o problemas sin salida; como un camino por recorrer o una cruz que cargar; es decir, una vida en paz o una vida en guerra.
El secreto está en tú actitud, entendiendo por actitud la forma en que reaccionamos ante diferentes situaciones, es la forma en que decidimos vivir la vida. Pregúntate a ti mismo ¿cómo es mi actitud ante la vida?
La felicidad es el resultado de una actitud positiva, que viene de nuestra mente y hace que te sientas agradecido por lo que tienes y que aceptas lo que ya no tienes.
De esta manera podrás amar a los demás y ser amado por ellos. “Si quieres cambiar al mundo…cambia tu actitud, y el mundo cambiará”
Los expertos mencionan algunos consejos para vivir más y mejor:
- mantener una buena salud: alimentación y actividad física
- sonreír
- mantenerse independiente, en lo posible
- seguir aprendiendo
- vivir acompañado
- tener una buena relación familiar
- contar con redes amplias.
Si eres una mujer o un hombre de la tercera edad, recuerda que la actitud es la forma en que tú decides mirar el mundo. Tú actitud marca la diferencia.
No depende de los años que vivas, sino que tanta vida le pones a esos años, y me despido con esta esta reflexión:
“¿Quién es un viejo? Una persona 15 años mayor que tú” (Anónimo)
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Lucía Legorreta de Cervantes cervantes.lucia@gmail.com
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