Sabemos que en las últimas décadas el uso y abuso del alcohol, tabaco y otras drogas se ha incrementado, llegando a ser considerado como un problema de salud pública a nivel mundial.
Cuando en la familia hay un miembro varón con problemas de drogas, la madre, hermana o esposa, se encargará de convencer y solicitar el tratamiento del hijo, esposo, hermano, ya que históricamente su papel ha sido el de cuidar y proteger a los otros.
Pero, ¿Qué pasa cuando una mujer es la que tiene el problema de adicción? ¿Tendrá que dejar de participar en la vida productiva? ¿De qué manera enfrentará el estigma social o la etiqueta que le dificulta pedir ayuda oportuna?
La mujer generalmente es más estigmatizada por la sociedad, por la familia, por la pareja, por los hijos; es considerada como una viciosa, incapaz de cumplir adecuadamente su rol de mujer, por lo que es rechazada por la familia y la sociedad.
Las mujeres están consumiendo drogas en diversas etapas de su vida. Es significativo el número de adolescentes que a menor edad comienzan a drogarse; también se observa que las mujeres adultas están consumiendo más. Los motivos principales son dos: uno es la recreación, el experimentar con el grupo de amigos, y el otro es mitigar el dolor emocional.
Se ha visto que la dinámica de la mujer que se droga actualmente está ligada con los nuevos papeles que desempeña en la sociedad: se ha incorporado a nuevas fuentes de empleo, con mayor nivel educativo, con una mayor participación social, con más autonomía.
Todo esto sin dejar o disminuir las tareas domésticas, obligándola a desempeñar una doble jornada: se exige a ella misma y la sociedad le exige, viviendo como resultado situaciones de agotamiento, cansancio, estrés, conflicto, confusiones, ansiedades y depresión.
El consumo más común en las mujeres es el del alcohol, tabaco, drogas de uso médico: estimulantes, anfetaminas, tranquilizantes, ansiolíticos, pastillas para dormir o adelgazar entre otras; y drogas tales como mariguana, cocaína o heroína.
Es un tema fuerte, pero también una realidad. Te invito a ti como mujer, o si tienes a alguna mujer cerca que esté viviendo esta situación a buscar ayuda de inmediato.
Recuerda: las drogas son solo la punta del iceberg, debajo están los motivos reales que te llevan a consumirlas. Debes encontrarlos y alejarlos.
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