Ser madre soltera representa ser el único proveedor de atención, apoyo emocional y pilar financiero, lo cual complica la realidad de muchas mujeres.
Ser madre soltera representa retos importantes. Actuar como único proveedor de atención, apoyo emocional y pilar financiero complica la realidad de muchas mujeres.
En México, de acuerdo con el Inegi, casi la tercera parte de las mamás no cuenta con el apoyo de una pareja, ya sea porque son madres solteras, divorciadas o viudas.
Cada día son más y más las mujeres jefas de familia que padecen estrés excesivo, ansiedad, fatiga crónica u otras enfermedades. La mayoría de las mamás solas siguen trabajando para producir, sin cuidarse a ellas mismas.
Se cae en un grave error de querer convertirse en supermamá, en la mujer maravilla. Esto es imposible.
Al incorporarse al mercado laboral formal o informal, surge en la mujer el conflicto y la angustia de ausentarse y restarle atención a sus hijos.
El cerebro femenino es muy diferente al masculino. Las mujeres tenemos más conectados los dos hemisferios (racional y emocional), por lo que no podemos separar la maternidad de nuestras responsabilidades laborales. Cuando una mujer está en el trabajo, está pensando en sus hijos; cuando está en su casa, tiene presente los pendientes del trabajo.
Como se sientan finalmente los hijos, depende de la actitud que la madre asuma frente a la ausencia del hogar. No es bueno estar atorada en la culpa o la vergüenza de no ser una madre ejemplar.
Toda mamá que está sola deber ser consciente de que está dando la mejor respuesta posible dadas las circunstancias y hacer a un lado las falsas creencias de que le está fallando a sus hijos.
Es conveniente el buscar alguien cercano como el abuelo, hermano o tío que pueda fungir como figura masculino ante los hijos. Esto ayudará a que el niño desarrolle la identificación con el territorio de los hombres.
Como mamá que estás educando sin una pareja, es importante que busques redes de apoyo: asiste a cursos y talleres, lee libros sobre educación, asiste a una terapia si es necesario.
No te alejes de la escuela de tus hijos, visita sitios en internet en donde puedas conocer situaciones similares a la tuya. Acércate a una amiga, hermana o vecina que pueda ayudarte en ciertos momentos con tus hijos. ¡No te sientas mal de pedir ayuda!
Si cuentas con el apoyo y ayuda de tus padres es una gran ventaja. Puede ser que vivas con ellos, o en tu propia casa. Es importante tener una buena comunicación y establecer los roles de cada uno y las reglas en tu casa o en la de ellos.
Conoce cuáles son tus derechos legales en cuanto a la pensión alimenticia, cuáles son las obligaciones del padres de tus hijos hacia ellos y hacia ti.
Y algo indispensable: marcar límites. Es complicado jugar los dos papeles: el de la mamá cercana y cálida, y el de la madre que educa, pone orden, disciplina, guía. En tu casa deben existir las reglas, los límites, los derechos y las responsabilidades.
Educa siempre en valores, recuerda que estos no se enseñan, sino que se viven. Tu ejemplo será lo que hará que tus hijos los hagan suyos.
Repítete todos los días: yo puedo salir adelante y formar una familia unida en la cual mis hijos se desarrollen integralmente.
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