Aprende y hazle saber a tus hijos sobre los efectos del consumo de pornografía y de cómo pueden protegerse por su propio bien.
Lo que ven los adolescentes sí importa y la pornografía sí afecta a los adolescentes.
Recuerdo muy bien el documental titulado Adicción fatal, en el cual un psiquiatra realiza una entrevista a Ted Bunder, condenado a morir en la silla eléctrica un día antes de su muerte por haber matado y violado a varias jóvenes.
En esta entrevista cuenta como él era un joven normal, con una familia normal y como poco a poco se fue metiendo en la pornografía hasta que ésta se convirtió en adicción y por lo visto lo llevó a la acción.
Aunque nos sorprenda, la edad media de exposición a la primera imagen pornográfica son los 11 años. Si preguntamos a un adolescente cuándo y por qué empezó a ver pornografía, con seguridad que muchos de ellos nos dirán que fue de manera accidental cuando buscaban información por internet, bajaron una película que resultó ser una versión porno de la original, con un videojuego que le compartieron o animado por sus amigos.
Dependiendo de cada uno, la reacción a la pornografía será diferente, pero todos se ven en mayor o menor medida afectados por ella. El doctor Victor Cline de la Universidad de Utah, identifica cuatro etapas de quien consume pornografía:
– Adicción: el deseo y la necesidad de mirar imágenes pornográficas.
– Escalada: la necesidad de imágenes más explícitas y fuertes para conseguir el mismo efecto.
– Desensibilización: el material que al comienzo era sorprendente y tabú, se considera como normal.
– Actuar: tendencia a imitar los comportamientos vistos.
Las consecuencias son graves, sobretodo a futuro. Jill C. Manning en su libro ¿Cuál es el gran negocio de la pornografía?, habla sobre los daños que está produce:
1. Se trata de algo potencialmente adictivo. Como tal puede obstaculizar la capacidad de una persona para tomar decisiones claras.
2. Puede distorsionar poderosamente la visión de una persona sobre cuerpos, relaciones y sexualidad.
3. Lleva a la persona a cosificar a los demás, viéndolos como juguetes sexuales que existen sólo para su propia satisfacción.
4. Debido a su influencia distorsionadora mina las oportunidades de los jóvenes de tener seguridad en sí mismos, ser felices y crear relaciones duraderas en el futuro.
5. Afecta, por tanto, su capacidad de ver la vida de forma verdadera, provechosa y sana.
6. Disminuye la sensibilidad hacia las mujeres, mostrando más agresiones, rudeza y falta de respeto.
7. Disminuye el deseo de tener hijos y formar una familia.
8. Aumenta el riesgo de tener dificultades en las relaciones íntimas.
9. Aumenta el riesgo de abusar sexualmente de los demás.
10. Aumenta el riesgo de recibir información incorrecta sobre la sexualidad humana.
11. Aumenta el riesgo de insatisfacción sexual con el/la futuro/a esposo/a.
12. Aumenta el riesgo de divorcio una vez casado.
De aquí lo indispensable de hablar mucho con nuestros hijos y resolver falsas imágenes que puedan haberse creado. Estar atentos a algunas señales de alarma como: descuido en los deberes, falta de motivación para estudiar, dificultades para relacionarse con el sexo opuesto, amistades dañinas, demasiado tiempo en la computadora, entre otras.
La pornografía está inundando internet y se encuentra a sólo un clic de distancia. Ofrece contenido que en apariencia satisface la inquieta curiosidad de los jóvenes sobre un tema de suma importancia para ellos como lo es su sexualidad.
Mientras navegan en sitios pornográficos, se toparán con virus disfrazados de anuncios. Al dar clic estarán entrando a sitios desconocidos y permitiendo que conozcan su información personal sin darse cuenta. Es posible que a través de estas páginas tengan contacto con interlocutores anónimos potencialemente peligrosos.
Dichos efectos se ven potencializados por tres características que los psicólogos denominan el “triple motor del intenet”:
– Accesibilidad: la capacidad universal de acceso.
– Asequibilidad: la facilidad para encontrar sin esfuerzo lo que deseas.
– Anonimato: la posibilidad de acceder de forma anónima a cualquier contenido.
Como papás de hijos adolescentes, debemos ser conscientes de que el tema de la pornografía resulta perjudicial para su sano desarrollo. Aprende y hazle saber a tus hijos sobre los efectos del consumo de dicho material y de cómo pueden protegerse por su propio bien.
La presencia de la pornografía en la vida de muchos jóvenes adolescentes es mucho más dañina de lo que la mayoría de los adultos piensan.
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