Cuántas veces pensamos que aquello que entra por nuestros ojos no puede hacernos daño, que podemos leer y ver cualquier material sin que se modifique nuestra conducta. Y que equivocados estamos: lo que ves… sí te afecta. Y me refiero al tema de la pornografía, veamos el por qué.
El Doctor Victor Cline de la Universidad de Utah identifica cuatro etapas de quien consume pornografía:
- Adicción: el deseo y la necesidad de mirar imágenes pornográficas
- Escalada: la necesidad de imágenes más explícitas y fuertes para conseguir el mismo efecto.
- Desensibilización: el material que al comienzo era sorprendente y tabú, se considera como normal.
- Actuar: tendencia a imitar los comportamientos vistos.
Las consecuencias son graves. Jill C. Manning en su libro “¿Cual es el gran negocio de la pornografía? habla sobre los daños que esta produce:
- Se trata de algo potencialmente adictivo. Como tal puede obstaculizar la capacidad de una persona para tomar decisiones claras.
- Puede distorsionar poderosamente la visión de una persona sobre cuerpos, relaciones y sexualidad.
- Lleva a la persona a cosificar a los demás, viéndolos como juguetes sexuales que existen sólo para su propia satisfacción.
- Debido a su influencia distorsionadora mina las oportunidades de los jóvenes de tener seguridad en sí mismos, ser felices y crear relaciones duraderas en el futuro.
- Afecta, por tanto, su capacidad de ver la vida de forma verdadera, provechosa y sana.
- Disminuye la sensibilidad hacia las mujeres, mostrando más agresiones, rudeza y falta de respeto.
- Disminuye el deseo de tener hijos y formar una familia.
- Aumenta el riesgo de tener dificultades en las relaciones íntimas, de abusar sexualmente de los demás y de recibir información incorrecta sobre la sexualidad humana.
- Aumenta el riesgo de divorcio una vez casado.
La pornografía está inundando internet y se encuentra a sólo un clic de distancia. Ofrece contenido que en apariencia satisface la inquieta curiosidad de los jóvenes sobre un tema de suma importancia para ellos como lo es su sexualidad, y de adultos que piensan que por su edad ya no les afecta lo que están viendo.
La presencia de la pornografía en la vida de muchos jóvenes y adultos es mucho más dañina de lo pensamos. Recuerda: lo que ves… sí te afecta.
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