La amistad nos hace virtuosos. Nos ayuda a crecer como personas y enriquecernos mutuamente. Nos hace felices, con buena autoestima y sentimiento de gratitud.
Te has preguntado ¿cómo sería la vida sin amigos? Y no me refiero a los de Facebook, sino aquellos con lo que convives día tras día, año tras año, y que hace que tu vida sea mucho más feliz. La amistad se puede definir como una relación afectiva entre dos o más personas.
No podemos vivir en la soledad y el aislamiento. Desde que nacemos necesitamos de alguien que nos acompañe en la vida. Son los padres nuestros primeros y más grandes amigos, que con amor y cariño cuidan de nosotros.
A medida que vamos creciendo necesitamos mantener relaciones, tener amigos, convivir y desarrollar nuestro espacio vital con la gente que nos rodea.
Por supuesto que es más fácil tener amigos cuando se es joven, por una razón muy simple: tenemos más tiempo. Crecer significa, entre otras cosas, tener más comprometidas las horas de tu día: responsabilidades laborales y familiares.
Pero ojo, las relaciones de amistad, sino se trabajan de una forma constante, se debilitan o terminan.
Podemos entonces afirmar que la amistad es una virtud y un don que hacen que nuestra vida sea mejor.
Para el filósofo español Gámez Millán: los amigos no solo nos acompañan, comparten humor y entendimiento mutuo, calman nuestras preocupaciones y mitigan nuestra soledad, nos alegran, nos completan y nos inspiran a ser, a esforzarnos para llegar a ser lo que somos.
En una verdadera amistad no hay distancia física ni tiempo. Puedes dejar de ver a ese amigo por años, y al reunirte y convivir, parece que fue ayer.
Los amigos no juzgan, comprenden, comparten y están ahí para escucharnos. No vale la pena pelearse con los amigos, puede haber diferencias, pero debemos tratar de limarlas.
A los amigos se les elige, contrariamente que, a los hermanos, parientes, e incluso a los hijos. De aquí que la amistad tiene un peso muy especial comparado con las relaciones familiares. Tú decides de quien eres amigo o amiga.
Y como ya mencionamos: la amistad es una relación afectiva entre dos o más personas. Su característica principal es la reciprocidad, de lo contrario, la amistad no funciona.
Te invito a reflexionar que tanto estás cultivando a tus verdaderos amigos, esos que se cuentan con los dedos de una mano: una llamada, un mensaje… una visita.
Fácilmente nos llenamos de actividades y nos olvidamos de ellos, dedicamos mucho tiempo a las redes sociales y a los disque amigos, y poco a quien en realidad nos quiere y se interesa por nuestra vida.
La amistad nos hace virtuosos. Nos ayuda a crecer como personas y enriquecernos mutuamente. Nos hace felices, con buena autoestima y sentimiento de gratitud.
Los médicos nos dicen que también es beneficiosa para la salud. Según estudios recientes, no solo es el mejor antídoto contra el estrés y la depresión, sino también el mejor medicamente contra los problemas cardiovasculares y otras enfermedades.
Aristóteles tiene un gran pensamiento: La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas.
El ideal de la amistad es sentirse uno y seguir siendo dos.
Selecciona a tus amigos, frecuéntalos, goza con ellos, conoce a nuevos amigos en tu vida. Y, ante todo: sé tú un buen amigo. La amistad tiene dos sentidos, de otra forma, no funciona.
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