Dar educación emocional a un niño, a tu hijo, es enseñarle a enfrentarse a los problemas que se presentan a lo largo de su vida de una manera adecuada. Esto le traerá beneficios no solo en su infancia, sino cuando se convierta en adulto, adquiriendo herramientas imprescindibles para vivir en sociedad.
Los niños poseen en los primeros años de vida una importante plasticidad emocional, durante los cuales el aprendizaje es muy importante.
La inteligencia emocional consiste en disponer de habilidades que nos sirven tanto para reconocer nuestras emociones, como las de los demás y gestionarlas adecuadamente.
¿Cómo enseñarla a nuestros hijos desde pequeños?
1. Conciencia de uno mismo o autoconciencia: es importante que el niño tenga conocimiento pleno sobre sí mismo. Debemos ayudarle a conocer tanto sus virtudes como sus defectos para que adquiera confianza en sí mismo y tenga una mayor capacidad autocrítica. Esto le ayudará a tomar mejores decisiones en el futuro y a no guiarse solo por sus emociones.
2. Autorregulación: eliminar sentimientos como la rabia o la frustración en nuestros hijos es imposible. Sin embargo, podemos ayudarles a regular estos estados de nerviosismo o impulsividad creando en ellos una mayor serenidad. Esta cualidad les ayuda a crear herramientas para su futuro.
3. Motivación: es imprescindible que tus hijos logren los objetivos que tienen en sus vidas. Trabajar este aspecto les ayuda a adquirir tenacidad, ilusión, perseverancia, e incluso tolerancia a las frustraciones. De esta forma, logran una mayor productividad y eficiencia para su futuro profesional.
4. Empatía: es fundamental para que nuestros hijos puedan comprender lo que sienten las personas que se encuentran a su alrededor. Ayudarlos a reconocer las emociones de los demás, saber escucharlos, ponerse en su lugar y entender cómo sienten. Este aspecto es básico en las relaciones sociales que los acompañarán el resto de su vida.
5. Habilidades sociales: están estrechamente ligadas con la empatía, ya que es imprescindible entender las emociones de las personas de nuestro alrededor para saber cómo actuar. El niño consigue entonces interactuar de forma adecuada y tener una mayor capacidad de asertividad.
Todo lo que puedas ayudar a tus hijos, ya sean pequeños, niños o jóvenes para desarrollar su inteligencia emocional, les será de gran utilidad en su vida futura. Podrán relacionarse mejor con los demás y ser más felices. Y sin lugar a dudas, te lo agradecerán siempre.
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