Cuantas veces pensamos o decimos: no tengo suficiente autoestima… me falta más confianza en mí… haber si encuentro una buena pareja… el día que encuentre trabajo…
Todos son comentarios sobre lo que NO se tiene, lo que se perdió o lo que debería haber sido y no fue. Todo se basa en lo que no existe, lo que falta aún o lo que ya no se tendrá nunca.
“Hay que aprender a tener una vida buena, más que echar en falta una buena vida”.
El tener y no tener están en realidad en nuestra mente. Dependen exclusivamente de la dialéctica mental, de los discursos o debates que tenemos con nosotros mismos.
Hay algunas cosas que ya sabemos. Hay gente privada de muchas cosas y no por ello pierde la alegría de vivir. En el otro extremo, aquellos que más tienen no serán más felices por tener aún más.
Al final todo es cuestión de actitud. Por eso hay que estar alerta de nuestros diálogos o conversaciones internas, de lo que nos decimos a nosotros mismos, por la sencilla razón de que están construyendo nuestra realidad.
El secreto consiste en aprender a vivir con lo que tenemos y no con lo que nos falta.
¿Qué tienes en tu vida? ¿Qué te sobra en tu vida? Cada día al levantarte te invito a que te hagas estas preguntas sinceramente: en cuestión de salud: levantarme y saber que aunque me duela algo puedo caminar, escuchar, hablar y comer; una familia: a quien darle los buenos días, comer juntos y platicar de nuestras alegrías y tristezas al final del día; amigos: con quien conversar por teléfono, compartir momentos de diversión y de dificultades; trabajo: que aunque no sea el mejor o el más remunerado me permite desarrollarme, convivir con otros y ganar un sueldo para vivir modestamente; amor, apoyo, compasión, amistad.
Cosas de la vida diaria como: tocar un apagador y que la luz se prenda, girar una llave y que salga el agua, abrir una despensa y que exista algo de comer, salir a la calle y poder tomar un autobús al trabajo.
Estas y otras muchas cosas y situaciones las damos por hecho en nuestra vida diaria. Nos creemos con el derecho a tenerlas y perdemos esa capacidad de valorarlas y apreciarlas.
Te invito a reflexionar si tu vida está más centrada en lo que te falta, si pierdes el tiempo y tu energía en lamentarte de aquello que quisieras tener y no tienes, o bien si realmente valoras lo que te rodea, y aquello que te sobra, en lugar de quedártelo: dalo a los demás esta Navidad.
¡Muy feliz Navidad!
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