Una de las actividades que hace que las personas sean más plenas, felices y con un mayor bienestar en su vida es el servicio a los demás, la generosidad.
¿Quieres ser más feliz? Ayuda a los demás, haz algo por aquellos que sin haber hecho nada diferente a ti, tienen menos que tú.
Los estudios científicos realizados por las prestigiadas universidades de Stanford y Harvard han demostrado que una de las actividades que hace que las personas sean más plenas, felices y con un mayor bienestar en su vida es el servicio a los demás, la generosidad.
Estoy convencida de que ayudar a otros no es un mérito, sino una responsabilidad que tenemos todos los seres humanos de ayudarnos unos a otros, y muy especialmente a aquellos que son vulnerables y tienen menos recursos materiales, humanos y espirituales.
Vivimos en un país con grandes carencias no sólo materiales, sino humanas y espirituales.
La estadounidense Laura Arrillaga-Andreessen, hija y esposa de un millonario, ha convencido a otros millonarios para que donen la mitad de su fortuna. Ella afirma en su libro Giving: Un filántropo es cualquier persona que da algo –tiempo, dinero, experiencia, herramientas y redes– en cualquier cantidad para crear un mundo mejor. Es decir, con la edad que tengas y en la situación de vida que te encuentras, debes de dar algo a los demás. Y continúa la autora: “Darte a ti misma es una donación más valiosa que el dinero. Siempre hay alguien que necesita de ti”.
Los efectos positivos que genera el ayudar a los demás son muchos, y me atrevo a decir que no existen los negativos, y veamos el porqué:
– Te hace sentir bien: el área de tu cerebro encargada de los sentimientos de recompensa se activa, te sientes mejor y con ganas de seguir ayudando. Te renuevas cada día.
– Tu autoestima se eleva: te sientes útil, conoces nuevas facetas personales que desconocías y tu confianza mejora.
– Consolidas amistades: si eres una influencia positiva para tus amigos, construirás relaciones más sólidas y duraderas. Al trabajar en equipo conoces nuevos amigos y los lazos de amistad crecen.
– Eres más optimistas y positiva: al ser empática y caritativa con los demás cambias tu forma de mirarte, mejora tu actitud y realizas un impacto positivo en otra u otras personas.
– Contar con metas y objetivos concretos y efectivos: quienes realizan voluntariado se sienten más capacitados a cumplir sus metas que quienes no ayudan.
– Sentido de pertenencia: ayudar a los demás genera un sentimiento de comunidad, de formar parte de un grupo con un objetivo altruista.
– Paz interior: quienes ayudan activamente afirman que se sienten más tranquilos, en paz y con armonía en su vida.
– Agradecida: el contacto con los demás te da una perspectiva de tu propia situación y te enseña a ser agradecida y bendecida por lo que tienes.
– Es contagiosa: si tú ayudas, otros se motivarán a empezar a hacerlo.
¿Qué tanto nos ayudamos los mexicanos unos a otros?, ¿qué tanta conciencia tenemos de la responsabilidad social hacia aquellos que tienen menos que nosotros? No me cabe la menor duda de que cuando se han presentado enormes desastres naturales: temblores, inundaciones, huracanes, la ayuda incondicional de los mexicanos surge de inmediato.
Sin embargo, en el día a día, ¿qué tan solidarios somos?, ¿qué tanto de nuestro tiempo, dinero y esfuerzo se destina a los más necesitados?
Estudios demuestran que, al sumar el trabajo voluntario, podemos hablar de que cerca de 23 millones de mexicanos son los que ayudan en forma regular a los demás. ¿Es suficiente? En lo personal me parece que es muy, partiendo de la base de los 112 millones de mexicanos que somos.
Si en vez de ser 23 millones de mexicanos lo que ayudan a los demás, logramos ser el doble o hasta el triple, definitivamente México cambiaría y sería mejor.
La actividad y el trabajo voluntario tienen implicaciones profundas para la sociedad mexicana. Favorece la construcción de lazos de amistad, conocimiento de otras personas y situaciones, la experiencia de la generosidad y la reciprocidad, la adquisición de nuevas habilidades, experiencias de trabajo, además de la satisfacción personal y el gusto de percibido tanto en lo individual como en lo grupal.
Reflexiona: ¿Qué estás haciendo por otros? ¿Qué ejemplo estás dando en tu familia? Ayudar a otros no es un mérito, es una responsabilidad que te hará más feliz.
Te puede interesar: El sentimiento de culpa de la mujer
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com