Para un mejor desempeño de nuestros trabajos es importante adaptar la personalidad de un líder inspirador, antes que la de un jefe autoritario.
Me gustaría compartir con ustedes la diferencia que existe entre un líder que realmente inspira a sus trabajadores y un jefe autoritario.
Hoy en día, abundan los políticos, gobernantes, dirigentes, directores y ejecutivos centrados en sus propios intereses, y faltan verdaderos líderes al servicio del bien común y de la sociedad.
El escritor Borja Vilaseca define claramente los rasgos de ambas personalidades:
JEFE AUTORITARIO
* Creen en la jerarquía: siguen pensando en términos de superiores e inferiores. De aquí que traten a las personas en función de su cargo profesional. Tienden a mostrar su mejor cara a los de arriba y su peor versión a los que consideran de abajo.
* Están centrados en su carrera profesional: les importa poco el impacto que tiene su trabajo sobre la sociedad. De hecho, muchos cambian de compañía por motivos económicos. Su objetivo es subir en el escalafón empresarial, ostentando puestos de mayor reconocimiento, prestigio y remuneración.
* Dan órdenes: se creen que su principal función consiste en decirles a los miembros de su equipo lo que tienen que hacer, abusando de su poder. En general, no escuchan las ideas de su equipo ni tienen en cuenta otros puntos de vista que no sean los suyos.
* Penalizan los errores: debido a la presión a la que están sometidos para lograr unos resultados a corto plazo, no toleran los fallos de sus colaboradores. En ocasiones echan broncas cuando las cosas no salen como esperaban, creando un ambiente laboral basado en el miedo a ser castigado.
* Llevan máscara: basan su identidad en el puesto que ocupan. Están tan obsesionados con la productividad que no tienen en cuenta la dimensión humana de sus colaboradores. No suelen hablar de lo que sienten ni permiten a los demás hacerlo.
* Se atribuyen todo el mérito: compiten con los miembros de su equipo y no soportan que alguno destaque más que ellos. Culpan a los demás cuando los resultados son mediocres y se ponen todas las medallas cuando se cosecha algún éxito colectivo.
* Son desconfiados y controladores: dedican mucho tiempo a supervisar y corregir el trabajo realizado por sus trabajadores. No contemplan la opción de que las personas empleen las nuevas tecnologías para trabajar desde cualquier lugar, impidiéndoles gozar de autonomía y libertad. Son la principal causa de la desmotivación de sus equipos.
Probablemente esto funcionó durante muchos años, pero la realidad es otra: las empresas confían cada vez más en sus empleados, existe una mayor flexibilidad de tiempo y lugar de trabajo, lo que se valora son los resultados.
Es por esto, que los jefes autoritarios deben quedar atrás y ser substituidos por líderes conscientes, que saben quiénes son y cuál es el verdadero propósito de su vida, dirigido más hacia el bien común que hacia el propio. Sus rasgos:
* Cuestiona su sistema de creencias: están abiertos al cambio, atreviéndose a cuestionar las creencias de su entorno social y familiar.
* Conocen su sombra: están comprometidos con su propio autoconocimiento y auto liderazgo, y se convierten en personas inspiradoras.
* Hacen lo que aman: al conocerse a sí mismos, eligen un camino vocacional. Desprenden un entusiasmo, una pasión y un optimismo muy contagiosos porque disfrutan profundamente con lo que hacen.
* Poseen visión y determinación: tienen muy claro hacia donde van. Y este sentido de dirección les dota de una profunda convicción para superar cualquier obstáculo que surja por el camino.
* Cultivan su inteligencia emocional: saben relacionarse con empatía, respeto y asertividad. Tratan a sus colaboradores como ellos necesitan ser tratados para que voluntariamente se comprometan y den lo mejor de sí mismos. De este modo crean un agradable clima laboral marcado por la confianza.
* Inspiran a través de su ejemplo: no esperan a que las cosas cambien, ellos mismos son el cambio que quieren ver en sus empresas. Se ganan su autoridad como consecuencia del servicio que prestan a la sociedad.
* Desarrollan el potencial de sus colaboradores: invierten lo necesario para que sus equipos desplieguen todo el talento, la inteligencia y la creatividad que llevan dentro.
Si tienes a uno, dos o muchos colaboradores o empleados, pregúntate: ¿Qué tipo de jefe eres: autoritario o inspirador? En palabras de Martin Luther King: “La grandeza de un líder no se mide por el tamaño de su ego, sino por la altura del propósito al que sirve”.
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