Época de recordar a nuestros seres queridos que han fallecido, en algunos casos la pérdida de un ser querido puede ser algo difícil de superar, pero en otros casos puede ser un duelo patológico.
En el marco del Día de los Muertos, me gustaría reflexionar contigo sobre el duelo patológico.
Después de una pérdida, es normal que surjan sentimientos y conductas que cada persona vivirá de forma diferente. Pero, ¿qué sucede cuando este se convierte en un duelo patológico? Hoy platicaremos de cómo identificarlo y, sobre todo, cómo superarlo.
Un duelo normal, agudo o no complicado viene acompañado de sentimientos y conductas que son normales tras una pérdida: malestar fisiológico, preocupación por olvidar al fallecido, sentimientos de culpabilidad, irritabilidad, incapacidad para funcionar de la misma manera que antes de la pérdida, entre otros.
¿Cuándo se convierte en un duelo patológico?
Se le llama así porque la persona ha perdido toda la energía, la capacidad de vivir y de ilusionarse, incluso, de hacer planes. Es una depresión profunda.
Hay aplanamiento afectivo, que es cuando el sujeto ya no tiene ganas de hacer nada: levantarse, bañarse, vestirse y menos realizar sus actividades normales.
Puede presentarse de dos formas:
– Duelo crónico o prolongado: cuando tiene una duración excesiva, sin llegar a una conclusión satisfactoria. Existen reacciones el día del aniversario de la muerte durante 10 años, e incluso más tiempo.
– Duelo retrasado, inhibido, suprimido o pospuesto: la persona puede haber tenido una reacción emocional insuficiente justo en el momento de la pérdida. Posteriormente puede experimentar síntomas de duelo si existe otra perdida inmediata, siendo, esta vez, la reacción emocional excesiva. Suele ocurrir cuando la segunda pérdida es por suicidio.
Una variante es cuando la persona no ha sufrido la segunda pérdida, y al ver una película o escuchar una noticia en la cual el tema central es acerca de una pérdida, viene una reacción tardía.
– Duelo exagerado: es la intensificación del duelo normal que hace que la persona se sienta desbordad y su conducta sea desadaptativa. Es muy conveniente acudir a una terapia con un profesional ético y preparado, para que no se convierta en algo más grave como manía, crisis de pánico o ansiedad.
¿Cómo ayudar a una persona con un duelo patológico?
– Acercarte de forma sencilla: ¿Qué tal estás hoy?
– Escucharla el 80% del tiempo y hablar solo el 20%.
– Ofrécele ayuda en cosas concretas.
– En el futuro seguirá teniendo momentos difíciles, muéstrale siempre tu apoyo.
– Si has atravesado por una pérdida, explícale que fue para ti.
– Entabla contacto físico que denote afecto.
– Comparte silencios y aprende a sentirte cómodo en ellos.
– Sé paciente con la persona que ha sufrido la pérdida y permítele compartir sus recuerdos del ser querido.
Y si tú eres quien está viviendo un duelo patológico, no dejes pasar más tiempo y busca ayuda profesional.
A esa persona tan querida que ya no está contigo, lo que más le gustaría es verte bien y gozando de la vida plenamente.
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