Las mujeres utilizamos ambos hemisferios cerebrales, mezclamos pensamientos con emociones, realizamos varias actividades a la vez, mientras que los hombres utilizan un solo hemisferio para realizar sus actividades.
Después de leer los dos libros titulados: el cerebro masculino y el cerebro femenino de Louann Brizendine, neuro psiquiatra de la Universidad de California no me cabe la menor duda de que somos muy diferentes.
Las nuevas tecnologías como la resonancia magnética funcional han permitido a los científicos tomar imágenes de nuestros cerebros vivos y en pleno funcionamiento mediante un escáner cerebral.
El cerebro original es unisex hasta las ocho semanas de gestación; aquí empiezan a desarrollarse en los futuros niños los centros sexuales y de agresión. Mientras que en el cerebro de las futuras niñas las células cerebrales desarrollarán más conexiones en los centros de comunicación y en las áreas que procesan la emoción.
La zona del cerebro que rige el estímulo sexual es 2.5 veces mayor en hombres. Se desarrolla durante la adolescencia al dispararse los niveles de testosterona, y eso despierta en los jóvenes el interés por el cuerpo femenino y por la actividad sexual. Las jóvenes no tienen un impulso tan acentuado, experimentan un pico de estrógeno y las embarga un mayor deseo de resultar atractivas al sexo opuesto.
El hipocampo de la mujer es ligeramente más grande y es el que registra los datos emocionales. Si una mujer se pelea con su esposo, dentro de unos años, él ni siquiera se acordará de la discusión, pero ella no la olvidará nunca. Queda registrada en su hipocampo, que es como un disco duro. Nuestra memoria emocional es muy diferente.
Otro aspecto, es que la mujer tiene un número mayor de neuronas espejo para la empatía, que le permite ponerse más fácilmente en la piel de la persona con la que se está comunicando. No significa que no existan en el cerebro masculino, pero lo general en las mujeres son más numerosas.
Para entenderlo mejor, las mujeres experimentan lo que se denomina contagio emocional; mientras que los hombres tienden a recurrir a las neuronas espejo brevemente, y luego pasan al sistema llamado empatía cognitiva, la que busca una solución. Las mujeres acompañamos, el hombre soluciona.
El cerebro tiene una región cerebral relacionada con el carácter de defensa y la territorialidad, más activa en hombres que en mujeres, defienden lo suyo.
Las mujeres utilizamos ambos hemisferios cerebrales, mezclamos pensamientos con emociones, realizamos varias actividades a la vez, mientras que los hombres utilizan un solo hemisferio para realizar sus actividades.
La forma de comunicarse es diferente. Las mujeres solemos hablar más en el contexto de un escenario social, como es la vida doméstica o la personal, donde llegamos a hablar dos o tres veces más que el hombre, pero en otros escenarios, como el trabajo o una reunión de negocios, los hombres hablan más.
Pese a todas estas diferencias biológicas, que junto con la educación van dibujando nuestro comportamiento, la ciencia ha afirmado que en inteligencia no hay distinción: el 50% de los cerebros más privilegiados pertenece a mujeres y el otro 50% a hombres.
Tenemos cerebros que se parecen más que lo que se diferencian. Nos necesitamos unos a otros para solucionar nuestros problemas.
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