Con la buena educación es el hombre una criatura mansa y divina; pero sin ella, es el más feroz de los animales. La educación y la enseñanza mejoran a los buenos y hacen buenos a los malos, afirmó Platón hace varios siglos.
Estoy convencida que la mejor herencia que como padres les podemos dar a nuestros hijos es una buena y completa educación.
Tristemente la realidad es otra, en nuestro país el promedio de escolaridad es de 9.7 años, un poco más de secundaria. De cada cien niños que inician educación primaria, únicamente 27 logran concluir su carrera universitaria.
Sin educación el desarrollo personal se limita, las oportunidades laborales disminuyen y la pobreza se incrementa.
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Desde un punto de vista académico la creencia de que educar a una mujer es una pérdida de tiempo y dinero…a nadie le interesa una mujer demasiado instruida. En palabras de los propios papás: no le gusta o interesa la escuela… la reprobaron en muchas materias… la molestaban los compañeros… tenía mala relación con los maestros.
Desde el económico el que los padres no pueden pagar los gastos escolares, bajos ingresos o pobreza extrema en la familia.
En cuanto a las razones familiares o personales encontramos las de: se quedó a cuidar a un familiar enfermo, se embarazó o tuvo un hijo (24% de los casos), orfandad, domesticidad, los padres ya no quisieron que siguiera estudiando, que mejor trabaje en el negocio familiar o consiga un empleo.
Está comprobado que cuando los padres impulsan a sus hijos para que continúen sus estudios se incrementa el éxito académico y profesional, su autoestima, confianza y determinación se reafirma, mejora su salud mental y emocional y se dan relaciones sanas de amor entre ellos.
La escolaridad del padre y de la madre guarda una relación directa con la salud y desarrollo de sus hijos, por lo que es muy importante que sigamos aprendiendo todos los días.
Y, ante todo, dejemos de limitar a nuestros jóvenes, mujeres y hombres, apoyémoslos para que puedan ser quienes son y puedan desplegar su máximo potencial.
Que no quede en ti papá o mamá impulsar a tus hijos. Recuerda, la mejor herencia que les podemos dejar es su educación.
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