La mayoría de las veces pensamos que ante una situación o problema, debe haber alguien que sea culpable.
¿Cuál es la diferencia entre culpa y responsabilidad?
No importa de quien es la culpa cuando algo sucedió, cuando no funciona o está roto; es tu responsabilidad arreglarlo.
Por ejemplo: no es culpa de alguien si su papá fue un alcohólico abusador, pero por supuesto que es su responsabilidad el cómo tratar con esos traumas, y buscar obtener una ayuda; no es tu culpa si tu pareja te engañó y destruyó tu matrimonio, pero es totalmente segura tu responsabilidad de encontrar la manera de enfrentar ese dolor y saber cómo sobrellevar y construir una vida feliz para ti.
Culpa y responsabilidad no van juntas. Cuando creemos que esa persona es culpable, queremos que sufra, que se le castigue, que pague, queremos que sea su responsabilidad el arreglarlo, y estamos muy equivocados.
No es así como funciona, sobre todo cuando se trata de nuestro corazón, de nuestra vida y felicidad. Es tu responsabilidad y de nadie más.
La culpa es una actitud formada por emociones y pensamientos, que nos llevan a un juicio negativo de la persona, solo mirar al pasado.
La responsabilidad es una actitud hacia el presente y hacia el futuro. Nada de lo que sucede ahí fuera en el mundo es tu culpa, aunque si es tu responsabilidad el elegir unas opciones u otras, a posibles respuestas. La responsabilidad es la habilidad de responder, y cada situación nos ofrece una oportunidad para hacerlo adecuadamente.
La culpa te ata al hecho, es algo que cargas en tu mente simbolizando un peso, te confunde y evita que te des cuenta de la realidad, puesto que todo lo miras oscuro.
La responsabilidad te permite hacerte consciente de los hechos, ver la realidad y así modificar lo necesario, te da libertad para tomar lo que realmente te corresponde del hecho, cambiar, perdonar y tomar las riendas de tu vida,
El sentimiento de responsabilidad ofrece crecimiento, madurez, aprendizaje, reestructuración, reencuentro y libertad.
Mientras estemos señalando y atorados en quien tiene la culpa de algo, estamos atrapados en modo víctima. El camino al poder está en tomar responsabilidad: tu corazón, tu vida, tu felicidad.
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