Perdonar es vivir el presente en paz con uno mismo, se trata simplemente de pasar la página y olvidarse de la venganza.
Cuentan que cuando Nelson Mandela salió de prisión después de 27 años de estar encerrado, el expresidente de los Estados Unidos Bill Clinton le preguntó: “Señor Mandela, ¿cómo perdonará usted a sus carcelarios?”. A lo que respondió de inmediato: “Al cruzar la puerta de la prisión, comprendí que, si continúo odiando a los carcelarios, seguiría yo en prisión”.
Eso es precisamente el resentimiento: volver a sentir, una y otra vez y sin temor a equivocarme puedo decirte que es como un veneno en tu interior, como un costal lleno de piedras que cargas todos los días.
Está comprobado que la persona que no perdona, que vive llena de rencores y resentimientos, no será feliz, vivirá amargada, enojada y enferma por dentro y por fuera.
La psicología ha estudiado mucho el tema del perdón, y lo que ha concluido es que no se debe perdonar con fines altruistas, sino por puro egoísmo. Es decir, hay que alimentar nuestra propia felicidad. Vamos a reflexionar sobre esto:
No quiere decir que haya que olvidar.
No existe ninguna cirugía que extraiga del cerebro recuerdos tan dolorosos como los que han sufrido víctimas de malos tratos, o aquellos que fueron el blanco de una estafa o de cualquier otro tipo de abuso o humillación.
Es muy complicado vivir con ese dolor sobre la espalda, pero al final se puede superar. El milagro del perdón es que su capacidad corrosiva se va diluyendo. Es decir, los recuerdos permanecen allí, pero, si se logra dejarlos atrás, es posible que no afloren tan a menudo.
Al final aparecerán solo cuando se les invoque (resentimiento: volver a sentir), pero nunca lo harán por sí mismos.
Entiendo que cuando el rencor es reciente, y estás muy resentido, pensarás que esto no es posible, pero hay que confiar.
No significa tener que entender al otro:
Es más fácil superar el resentimiento si se conocen los motivos que han llevado a la otra persona a hacer daño, pero no siempre existe una explicación lógica.
Y sin embargo es muy tentativo caer en el error de buscar argumentos racionales que fundamenten el daño sufrido. Pero si se sigue este camino, se acabará dando vueltas y más vueltas a todos los detalles, pero no se concretará nada. Entrarás en un laberinto de difícil salida.
No hay que reconciliarse forzosamente con el pecador:
El perdón tiene más finales de los que nos enseñaron. No se trata obligatoriamente de poner la otra mejilla, lo que cuenta es sentirse bien con uno mismo y quizá sea imposible volver a confiar en esa persona.
Por este motivo, se puede llegar a perdonar a alguien y luego decidir si se quiere o no apartar a eses pecador de nuestra vida.
¿Qué significa entonces perdonar? ¿Qué significa vivir sin resentimientos? Es vivir el presente en paz con uno mismo, se trata simplemente de pasar la página y olvidarse de la venganza.
Saber olvidare es, por tanto, poner la felicidad en nuestras manos y no en manos de otro. Según algunas investigaciones, perdonar garantiza más años de vida, menos depresión y riesgo de infarto, una presión arterial más baja e incluso un sistema inmunitario fortalecido.
Nos dice Anthony de Mello: “Recibir un agravio no significa nada, a menos que uno insista en recordarlo”.
El tiempo ayuda.
No es fácil controlar las emociones y sentirse humillado es bastante normal. Pero una vez superado este primer sentimiento debe hacer acto de presencia la voluntad.
A partir de aquí el tiempo puede jugar a favor o en contra. Si el resentimiento se enquista, se volverá crónico; si se deja pasar, será más fácil seguir adelante. Es necesario pasar la página, ya que a veces una parte de nosotros está gozando con ese sufrimiento. Hay que proponerse dejar atrás lo que nos daña.
Para liberar el resentimiento, los expertos también sugieren pensar en el futuro. Se que no es fácil cuando te encuentras lleno de amargura y enojo, y te es imposible ver nada y pensar en nuevos propósitos.
Pero la vida sigue y hay que volver a acostumbrarse a la claridad del día. Poco a poco irán apareciendo nuevas siluetas que nos devuelvan la ilusión y le den el portazo a los sentimientos más dolorosos.
La puerta de esa habitación se abrirá sólo después de un acto sincero de introspección. Entonces saldrás sintiéndote diferente, habiendo madurando y lo que encontrarás fuera será mucho mejor de lo que recuerdas.
Te invito a dejar atrás todos aquellos rencores y resentimientos del pasado, elimina ese veneno que te está dañando y enfócate a vivir un presente con amor hacia los demás.
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