Mente sana en cuerpo sano.
De la misma que cuidamos nuestro cuerpo, nos entrenamos para ganar masa muscular y cuidamos nuestra alimentación, necesitamos mantener la mente activa, sobre todo cuando envejecemos.
Comparto contigo, diez consejos o tips prácticos que Beverly Sanborn, gerontóloga y vicepresidenta de Belmont Village, empresa especializada en el cuidado de personas mayores nos proporciona para mantener el cerebro y el cuerpo saludable:
Nutrirse:
Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro. Mantén una dieta baja en sal y en grasas saturadas, ingiere muchas frutas con piel de colores intensos (rojo, morado, naranja), vegetales de hoja verde y granos integrales, además de Omega 3.
Hacer ejercicio:
Ejercítate mínimo 20 minutos cada día, e incluye algo de cardio y fuerza en el entrenamiento.
Reta a la mente:
Nunca es tarde para aprender. Encuentra maneras de hacer que las diferentes áreas del cerebro se conecten e interactúen, por ejemplo:
– Pensamiento crítico: puedes leer un artículo controversial, platicarlo con alguien y debatir los distintos puntos de vista que cada uno tenga.
– Usa mente y cuerpo simultáneamente: bailar es una actividad perfecta para ello. También puedes realizar actividades que necesitan de estrategia y/o movimientos complejos como el taichí.
– Aprende algo nuevo: elige algo que siempre habías querido aprender, pero que por alguna razón nunca tuviste el tiempo ni la iniciativa para hacerlo.
– Practica algo que aprendiste hace mucho: usa habilidades y/o conocimientos que están almacenados en tu memoria desde hace tiempo.
– Organiza las ideas: puedes interpretar un poema o un proverbio. Ya sea de manera escrita o verbal, esta actividad realmente hace que el cerebro actúe. Mientras más difícil sea el texto, mejor será el ejercicio.
– Piensa de manera analítica: será como regresar a la escuela, o por lo menos hacer la tarea. El análisis y la resolución de problemas matemáticos ayudan a mantener la mente aguda.
Mantenerse socialmente activo:
Aislarse y estar inactivo puede llevar a la depresión, lo cual contribuye al desarrollo de ciertas demencias.
Reducir el estrés:
El estrés crónico libera un cúmulo de hormonas como el cortisol, que eventualmente afectarán las áreas cerebrales que regulan la memoria y las funciones cognitivas.
Dormir, dormir y dormir:
La falta de sueño altera la regulación natural de los ciclos y de los procesos restaurativos del sistema nervioso central.
Concentrarse:
Las interrupciones y cambios de actividad constantes interfieren con la memoria a corto y mediano plazo. Ya que, los cerebros maduros tienen mayor dificultad para cambiar entre una y otra tarea, poner atención y concentrarse es la mejor recomendación.
Ser más espiritual:
Por supuesto que esto es diferente en cada persona, pero en términos generales significa que tus valores y creencias te ayudarán a conectarte mejor con el mundo. Para ello, puedes meditar, rezar o realizar acciones en beneficio de la comunidad. Atender tu lado espiritual creará una sensación de bienestar y reducirá el estrés.
Mantener un propósito de vida:
Todos necesitamos una razón para comenzar cada mañana. Sentir que la vida tiene un significado y que uno mismo tiene el control de ello, facilita las emociones y actitudes positivas y además fortalece tu cerebro.
Evaluar y ajustar:
No te estanques en la rutina. Al igual que el ejercicio físico, el trabajo mental debe de ajustarse periódicamente para que siga siendo efectivo.
Los expertos consideran que los cambios en el cerebro pueden comenzar incluso desde dos décadas antes de que los síntomas de la enfermedad de Alzheimer aparezcan, sin embargo, investigaciones han indicado que hay formas de ayudar al cerebro a construir conexiones neuronales nuevas de manera continua. Esta reserva cognitiva es la que los adultos, mayores pueden aprovechar para mantener sus funciones cerebrales por más tiempo.
Te invito a empezar cuanto antes, no importa la edad que tengas. Cada día viviremos más años, por lo que mantener a nuestro cerebro activo y saludable es de suma importancia.
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