La “autoconfianza” no necesariamente asegura el éxito, pero la falta de seguridad en uno mismo, ciertamente te lleva al fracaso”. Comparto contigo cinco pasos para decir sí puedo:
1. Aumenta la autoeficacia.
Es el juicio que hace una persona sobre su capacidad para desempeñar con éxito una actividad en particular. Es donde radica la creencia “yo puedo” o “yo no puedo”.
Se desarrolla desde la infancia y tiene un gran impacto en la forma que pensamos, sentimos y nos comportamos, pero sobre todo en cómo nos planteamos y lo que hacemos para lograrlas.
¿Cómo puedes fortalecer tu concepto de autoeficacia?
Cuando has tenido experiencias pasadas exitosas; al observar y aprender de alguien que sabe hacer al bien; cuando te animan, porque esto hace que superes tus dudas y enfoques tu esfuerzo y, finalmente, cuando eres capaz de percibir y controlar las señales de estrés que manda tu cuerpo (sudoración de manos, hiperventilación).
Suena sencillo y lógico, pero el que hayamos tenido fracasos y desilusiones, el percibirnos en desventaja cuando nos comparamos con los demás, complica el que nos sintamos seguros y confiados de intentar cosas nuevas o de hacer cambio en nuestra rutina.
2. Modifica esquemas:
Vivimos en una cultura de poco reconocimiento a los esfuerzos, de observación, crítica y competencia constante, la cual te lleva a poner el foco de atención en lo que te falta, y no en lo que sí tienes.
¿Cómo puede valorarte cuando estás inmerso en la autocrítica?. Si empiezas reconociéndote desde lo cotidiano, te sentirás satisfecho y no querrás llenarte de objetivos estresantes.
– Revisa tus capacidades. Mira hacia atrás y ve tu historia personal.
– Define las habilidades que sí tienes, deja de criticarte
– Incluye frases en tu discurso que te predispongan a la acción y compártelas con tus seres queridos: “a partir de hoy me levantaré 20 minutos antes para hacer ejercicio”. Respalda tus palabras con hechos.
3. Enfoca tu energía:
No se puede tener todo en la vida, pero lo que sí puedes es lograr y tener lo que sea más importante para ti. Si sabes priorizar tu propósito vital, podrás entregar ahí tu energía, entusiasmo y tiempo para que alcances lo que te es relevante.
De ahí, la importancia de identificar y elegir las tres o cinco cosas (no más) que son tu prioridad de vida. A lo que queda fuera de esa lista, deja de entregarle tu energía, y así estarás incrementando tus posibilidades de gratificación en lo que te es más importante.
La clave es ligar la afirmación “voy a poder” con una “para qué”, que sea un propósito mayor, de esa forma no solo se quedará en buena intención.
4. Busca el equilibrio:
No está peleado el éxito laboral con la familia, la salud, la alegría y las relaciones con los demás. Los cinco pueden ser igualmente importantes, pero si al trabajo le entregas 10 de tu energía, tiempo y compromiso, mientras que a tu familia 5, hay un desbalance.
Hazlo paso a paso, ponte una meta concreta la primera semana y escríbelo. Identifica que hábitos te están desviando de los que escribiste, de lo que buscas, y en una tercera semana crea hábitos que te encaminen a logros cotidianos directamente ligados a tus prioridades.
5. Atrevete a intentarlo:
La mayoría de las personas tendemos a evitar aquellas actividades en las que no nos sentimos lo suficientemente buenas, rehuimos la incomodidad de sentirnos vulnerables (al fracaso, al ridículo, a las críticas, a ser señalados, entre otras).
Y si hiciéramos recuento de las experiencias que nos hemos perdido por no intentar, llegaríamos al fondo de las razones por las cuales nos sentimos limitados en ciertas áreas.
La esencia de la vida radica en atreverse a arriesgarse y estar abiertos a aprender del proceso, sea que salgamos triunfantes o nos enfrentemos a la decepción, pues así nos reafirmamos como personas.
Resumiendo lo que hemos platicado:
– Ten la seguridad de que más allá del éxito en una actividad o tarea, el simple hecho de intentarla me hace un vencedor o vencedora, mientras que si la evitas, pierdes por “default”. Para decir “sí puedo” debes antes confiar en ti y atreverte a hacerlo.
– Debes enfocar tu energía y elegir tus prioridades para lograr lo que te propongas.
– Debes estar convencido de que todo aquello que has hecho en tu vida ha sido un logro, por más pequeño que sea.
– Lo que más vale en la vida, está más allá de tu zona de confort.
“La esperanza es una combinación de fijarse metas realistas, tenacidad para alcanzarlas y creer en tus habilidades”
Pregúntate hoy: eres una persona que se dice a si mismo “yo puedo”, o te vas por el camino más fácil del “yo no puedo”.
redaccion@yoinfluyo.com
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com