Cuatro son las emociones más comunes: miedo, enojo alegría y tristeza. Vamos a platicar un poco de esta última.
La tristeza puede llegar por diferentes motivos:
– El fracaso de algún proyecto: nos decepcionamos, los sueños se truncan y podemos llegar a pensar que somos fracasados. Empiezan los pensamientos negativos porque falló el proyecto.
– La pérdida de un objeto valioso: que te roban, deja de funcional, cambio de casa, de trabajo, ya no será lo mismo que antes.
– Muerte de una persona: familiar, amigo, conocido.
– Terminación de una relación significativa: amistad, amor. Puede aparecer un sentimiento de culpabilidad.
Ahora bien, ¿qué sucede en nuestro cerebro cuando estamos tristes?
– Aparece un decaimiento emocional: piensas que no vas a salir adelante; desconoces tus recursos. Cuando esta situación se prologa es una señal de alarma y puede convertirse en depresión.
– Aparecen las actitudes negativas: crees que la causa eres tú mismo, que no va a mejorar la situación, que no vas a tener éxito. Empiezas a realizar actividades solo por el deber, no por el gusto.
– Empezamos a aislarnos de todo y de todos: familia, amigos. Queremos estar a solas.
– Nuestro cuerpo se transforma: voz, movimientos, rostro. Expresamos tristeza.
Comparto contigo algunos consejos para superar la tristeza:
– Aprovecha la tristeza como oportunidad de crecimiento personal.
– Date oportunidad de vivir la tristeza: no es malo sentirte triste, llora, vívela. Es importante reconocer que tenemos derecho a sentirnos tristes.
– Identifica con claridad lo que está pasando. Define el motivo de tu tristeza.
– ¿Qué aprendo de mi tristeza? Puede ser una oportunidad para reflexionar, para hacer un alto en el camino, para valorar más lo que tengo, para mejorar como persona.
– Recuerda siempre el sentido de tu vida, que tienes un propósito a realizar.
– Trabaja a favor de la comunidad: sirve a los demás
– Ama a tu cuerpo: es una emoción tan fuerte que puede afectarlo: haz ejercicio, come sanamente, duerme lo suficiente y busca momentos para relajarte y disfrutar.
– Habla de tu tristeza con alguien que esté dispuesto a escucharte. Te hará sentirte mejor y tener una experiencia positiva. No vivas en solitario tu pena ni te aísles.
– Y si la tristeza se convierte en algo crónico, no dejes pasar el tiempo, busca ayuda profesional.
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