Al preguntarle a una persona si le gusta su trabajo, si va contenta a la oficina o a la empresa, la respuesta en muchos de los casos es: “me disgusta totalmente…estoy ahí porque no tengo otra alternativa…llevo muchos años y está difícil encontrar otro trabajo…”
Es importante y necesario trabajar, pero también lo es disfrutar del trabajo y saberse productivo.
Cuentan que Christopher Wren, el arquitecto encargado de la construcción de la catedral de San Pablo de Londres, preguntó a tres trabajadores qué estaban haciendo.
El primero le dijo que estaba poniendo ladrillos. El segundo, que estaba trabajando para mantener a su familia. Pero el tercero le dijo que él estaba construyendo la catedral de Londres.
Las tres respuestas son válidas, son verdaderas. Solo cambia el propósito. Nosotros debemos encontrar nuestro propósito.
¿Por qué he decidido hacer lo que hago durante ocho o más horas al día? Más allá de la empresa, de los jefes o de los compañeros….¿Por qué me dedico a lo que me dedico? ¿Cómo contribuyo a la sociedad con lo que estoy haciendo?
Todos tenemos un propósito en la vida aunque ahora no lo veamos. Aunque nuestra actividad laboral nos haya alejado de él.
Y si es así, entonces si que es necesario reconectar, permitir que sea esa expectativa la que nos guíe, y, tal vez, ya no solo cambiar de trabajo, sino reorientarnos y dar un giro a nuestra actividad laboral.
Sin embargo, antes de cambiar de trabajo debemos hacer un alto y reflexionar hacia donde quieres ir.
Los autores Grysberg y Abrahams escribieron en la revista de la Universidad de Harvard un artículo muy interesante titulado: “Gestión personal: cinco errores al cambiar de trabajo”. Comparto contigo su contenido:
Advierten que el cambio no es malo. Pero tampoco es bueno por definición. Es una herramienta y, como pasa con los martillos, si no sabemos usarlos o lo hacemos con imprudencia podemos lastimarnos los dedos.
¿Cuáles son estos errores?
1. No investigar lo suficiente la nueva empresa: cuando cambiamos de trabajo invertimos en nosotros mismos. Y cualquiera que decidiese invertir todo su capital en una compañía antes se informaría e investigaría profundamente.
2. Sobrevalorarnos: cabe la posibilidad de que si no hemos progresado, puede que sea porque nos falta algo que otros tienen. Tal vez sea nuestra responsabilidad.
Si somos humildes y conscientes, podremos trabajar en ellos antes de trabajar en otro lugar donde lo más seguro es que nos encontremos con las mismas barreras.
3. Cambiar por dinero: es una visión a corto plazo. Tan importante como el dinero es descubrir si podremos desarrollarnos como profesionales y como personas.
4. No ajustarnos a nuestras habilidades: por fuertes que sean las ganas de cambiar, debemos ponerlas en sintonía con nuestras habilidades reales. Si no es así, más vale esperar a que se aparezca el nuevo trabajo adecuado.
5. No comprobar si hemos agotado todas las posibilidades de crecimiento de nuestro trabajo actual: debemos saber transmitir nuestras expectativas. Si no nos atrevemos ahora, tampoco nos atreveremos después.
¿Qué significa esto? Te invito a que primero reflexiones sinceramente si el trabajo que haces actualmente te gusta, lo disfrutas y te está haciendo ser mejor persona.
Si tu respuesta es afirmativa, que bueno! Sigue adelante y busca como crecer y mejorarlo.
Si tu respuesta es negativa, y más bien “padeces el ir a trabajar”, te invito a que te plantees las siguientes preguntas: ¿estoy haciendo mi mejor esfuerzo? ¿estoy desarrollando mis habilidades, o carezco de ellas para realizarlo? ¿estoy solo por costumbre, conveniencia o dinero?. Primero comprueba que en tu trabajo actual ya no tienes posibilidades de crecimiento.
Si decides que debes cambiar de trabajo lleva a cabo un plan: a que te gustaría dedicarte, cuales son tus habilidades y fortalezas, que estudios, experiencia o especialidad tienes. No te sobrevalores, se realista contigo mismo.
Partiendo de esto, decide en que empresa o lugar te gustaría trabajar, investiga, pregunta, habla con otras personas que trabajen ahí o la conozcan. Recuerda, no cambies solo por dinero.
Es importante que tu trabajo te permita tener un balance entre tu vida familiar y social. El trabajo es un medio para subsistir y realizarse, pero no es la finalidad de nuestra vida.
¿Quieres cambiar de trabajo? Reflexiona, planea y hazlo bien.
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