Mientras en este país sea más probable morir en un accidente de tránsito a que un delincuente sea atrapado, no habrá una contención de la violencia, ni de la criminalidad. ¿Y la impunidad, apá?
Esta ñora sí necesita este fin de semana, ¡y largo todavía!, porque estos días han sido una verdadera montaña rusa. O más bien, como tobogán largo, largo. Empezamos con el paro de ñoras, ñoritas y algunos colados, incluso desde el domingo, la presencia ñoril había sido apabullante para exigir un cambio. Sí, comenzando por las mujeres que si no mueren más en cantidad que los hombres, vaya qué mueren de formas terribles. Y por alguna parte se tiene que empezar.
El problema a unos cuantos días de distancia, y viendo la absoluta indiferencia del mujeres-sean-abnegadas-como-las-de-antes-porque-yo-también-soy-de-antes, porque como sociedad hay mucha chamba pendiente, es que la palabra impunidad prácticamente a nivel gobierno no se ha mencionado. En algún momento, alguien comentó el famoso aumento de penas…
Es obvio que los que hacen leyes no son ñoras. Cualquiera de nosotras sabe que a veces amenazamos con castigos inverosímiles a los escuincles, y no, aquí sin perdón, en ciertas ocasiones no son bendiciones. No falta que les decimos que se van a ir caminando a la casa o que los vamos a bajar del auto en plena avenida. Y sabemos que eso no funciona a menos que se los cumplamos. Y los escuincles serán en ocasiones insoportables, pero no son tarugos: no los vamos a bajar en medio del Periférico… por tanto es altamente probable que no modifiquen sus actitudes o sigan en el berrinche. En cambio, cuando el castigo no sólo es creíble sino que se cumple, incluso vuelven a ser bendiciones.
Mientras en este país sea más probable morir en un accidente de tránsito que lograr que un delincuente sea atrapado, no habrá una contención de la violencia, ni de la criminalidad. ¿Y la impunidad, apá?
Nadie está hablando de cómo revisar, reforzar, ampliar o dar más elementos para que los Ministerios Públicos y después los jueces hagan mejor su trabajo. Los poderes Ejecutivo (de él dependen las Fiscalías y Ministerios) o el Judicial parecen dispuestos a hacer nada. Y el Legislativo, por lo menos después de los eventos masivos, ya ni siquiera se plantean fingir que trabajan subiendo las penas.
De hecho, parece que a muchos senadores de Morena cualquier trabajo que apuntale o mejore la aplicación de la ley como es elegir a los integrantes del Sistema Anticorrupción les parece poca cosa. Así lo denunció la senadora Xóchitl Gálvez: los senadores no se aparecieron, seguro porque el no-cancelaré-la-mañanera-ni-aunque-el-conservador-coronavirus-se-me-aparezca-en-persona ya no ve importante reforzar esos temas, pues el poder “sanador/redentor/pacificador” de su escoba anticorrupción ya cubre a todos.
Por eso, el Legislativo federal anda muy ocupado subiendo a rango constitucional las becas y los programas sociales porque eso sí es muy peje-ganso-landia. Suena más bonito que los derechos que actualmente ya están en la bendita constitución que tiene más parches que las colchas de “patchwork” que hace la vecina (y que esta ñora muere por aprender a hacer).
Con esto, el artículo 4 ya va quedar más largo que la abnegación de doña Margarita Maza de Juárez porque ahí ya tenemos, además de que ñores y ñoras somos iguales, derecho a la salud, derecho a alimentación nutritiva, derecho a medio ambiente sano, derecho al acceso al agua, derecho a vivienda digna, derecho a la cultura… y derecho al deporte (de este último, la ñora se alegra que sea derecho y no obligación, porque sí es bien flojita).
Si todos esos bonitos derechos no son una realidad palpable para muchos, es decir, también hay impunidad en su cumplimento, ponerle más renglones al artículo nomás sirve para foto, para la propaganda, para la perota… ¡Ah qué coincidencia, así ha sido todo en este gobierno!
Con esa misma ligereza se están tomando todos los temas. Esto no es novedad, estamos en lo que parece ser una de las etapas más negras en lo que va del siglo con una conjunción de pandemia, pánico en mercados, cierre de fronteras, repliegues de naciones; pero acá ya todo el país es Mérida… el fin del mundo no va a llegar porque gracias a la visión de treinta millones de mexicanos hoy tenemos al presidente más simpático, abrazador y apachador de la historia. ¡Justo lo que se necesita para salir adelante en una tormenta!
PS Mi Tom Hanks (no le digan al ñor lo de “mi”) que sí ha desafiado tormentas, guerras, aislamiento en una isla, olvido en una terminal aérea, se enamoró de una sirena… cayó víctima del coronavirus, pero con sus antecedentes esta ñora sabe que saldrá adelante. Acá, literal que Dios nos agarre confesados.
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