Las ñoras no tienen hijos favoritos, a diferencia de nuestro presidente que sí tiene favoritismo en los estados de la República donde gobierna su partido.
Las ñoras que somos mamás, e incluso algunas que son abuelas, no tenemos a un escuincle, perdón a una bendición favorita. Por más que las bendiciones, a veces, eso creen. Cocinamos para todos, lavamos ropa, llevamos y recogemos de las clases extraescolares a todos –el tema de manejar a los extraescolares se vio muy limitado por lo de la gasolina, debo aclarar, no por falta de cariño– y procuramos atender a las necesidades de cada uno. Sin embargo, parece que nuestro los-huachicoleros-juegan-escondidillas-con-nosotros-y-vamos-perdiendo no parece dispuesto a actuar bajo el mismo principio que nosotras las ñoras.
A esta ñora, y parece que mucha gente tampoco, le ha quedado claro por qué la gasolina fue desapareciendo: el huachicol primero era un mito el día de los Reyes Magos, luego que no compró lo suficiente, que si se mandaba por los ductos pero se salía como regadera de hotel de tercera, que al frente de la Secretaría de Energía está una aficionada al futbol pero no a los datos certeros –¿o será que las papelerías todavía no se reponen de la venta exagerada de cartulinas que hacía Ricardo Anaya? – que si el director de Pemex fue elegido porque la falta la chispa de la vida y así se evitarían incendios, precaución innecesaria si no hay combustible diría yo. El asunto es que no se sabe por qué no hay, pero sí donde no hay.
A todos ha quedado claro que los principales afectados son estados que no son gobernados por Morena. Lo de la Ciudad de México se les salió de las manos, porque la cercanía del Estado de México atrajo a muchos que empezaron a cargar masivamente, y por supuesto, no había suficiente cantidad almacenada y una cosa llevó a la otra. Hay un contraste entre la mediana rapidez con la que en la Ciudad ya hay abastecimiento frente a los municipios cercanos que todavía presentan graves dificultades, ese contraste es importante porque muestra que algunos estados sí son más queridos que otros. De la abundancia de gasolina en Puebla, ya mejor ni hablamos porque si algún estado se supone que el huachicol era un problema era ahí. ¿Será que caído el helicóptero se acabó el huachicol? ¿O más bien es un “vean que bonito los trato, no me fallen, amiguitos”?
Esta ñora no quiere ser mal pensada, pero esas diferencias ya se veían venir desde el presupuesto, donde estados no morenistas habían recibido mucho menos recursos, a pesar de ser los de los que más aportan al mismo presupuesto. Y la diferencia en el trato de nuestro no-voy-a-donde-me-pueden-abuchear-porque-hieren-mis-sentimientos se da también a nivel municipal en los estados fronterizos. Esta ñora no entiende mucho de cuestiones fiscales –quien sí lo haga que tire la primera piedra al ganso de preferencia– pero según lee, la Zona Libre resultó que, en la práctica, corría tan libre que a nadie la alcanza y con ello se van los beneficios que se supone traería.
Rectifico lo que dije al principio, a veces, sí pasa que una ñora, y claro un ñor, caen en la tentación de dar más a una bendición, sobre todo en menoscabo directo de las demás bendiciones, pero crea una bomba de tiempo que suele acabar explotando. Esta ñora sospecha que con los estados de una federación puede pasar lo mismo. Ojalá que por paradójico que resulte no sea la falta de gasolina la que cree una explosión.
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