Las falsedades y medias verdades del presidente lo han desgastado de tal forma que si es verdad que tiene COVID-19, nadie le cree.
El domingo pasado esta ñora no pudo creer lo que le llegó por WA porque ese chat además de piolines suele enviar todo tipo de “fake news”, pero como cada reloj por descompuesto que esté da la hora correcta dos veces al día, así fue el chat: el no-llores-por-mi-Argentina-versión-mexicana dijo que tenía COVID.
Esta ñora no usa las palabras así nomás, por eso escribió “dijo que” porque su comportamiento en los últimos días si en verdad está enfermo fue básicamente criminal, ya que ese mismo domingo se dijo que había tenido síntomas desde el sábado y aun así se subió a un avión comercial con docenas de pasajeros, estuvo en eventos y desayunó con su candidata, perdón, que no es su candidata que es la candidata de su partido, bueno, no es suyo (cómo vamos a creer), es la candidata de Morena. Quien en un desliz dijo en tuit que ¡ya estaba vacunada! Pero luego lo borró.
La duda de la ñora es ampliamente compartida por muchísima gente básicamente porque había el rumor muy afianzado de que ya estaba vacunado lo cual confirmaba la confianza y felicidad con la que se comportaba en las giras y en las mañaneras donde seguía sin cubrebocas.
Personalmente, esta ñora ha optado por creer que simplemente está de vacaciones. Y que recurrió a este engaño en lugar de decir que necesita descansar porque, según algún cálculo, mataría la idea de la vacuna anticipada. Además, de su ausencia la han tratado de vender como la increíble solidaridad con su pueblo bueno en el sufrimiento y la enfermedad. Esta ñora cree que no está enfermo ni de COVID ni de nada, sino en una playa muy feliz con su “a su mecha está rebueno este juguito de piña”, porque hasta el momento en que escribe no se ha difundido ni una foto del me-han-visto-hasta-subido-en-sillas-históricas-para-abrir-una-ventana en “pants” con cara sufriente.
Pero lo realmente grave es precisamente que una ñora cualquiera pueda armar su teoría sobre la ausencia del prometo-entregar-a-los-culpables-de-los-malos-usos-de-los-fideicomisos-y-llevo-como-cien-días-sin-hacerlo interpretando los cachos de información. Su credibilidad está por los suelos que las ñoras trapeamos a diario, gracias a la cifra de mentiras que se le han contabilizado en sus mañaneras y la cantidad de promesas incumplidas desde la campaña más lo que se acumule esta semana. Las falsedades y medias verdades lo han desgastado de tal forma que hoy si es que en verdad tiene COVID, nadie le cree. Pedrito y el lobo bailan muy felices juntos de ver la actualización de su historia a niveles presidenciales.
Tampoco se le cree al florero Olga, quien fue cuestionada hasta a qué horas se tomó la prueba negativa que mostró el martes. No se le cree al rockstar de la pandemia, que está más cerca de roca actualmente que de estrella.
A eso se suma la negativa a dar pruebas o información de la salud del yo-dije-que-no-robar-protegía-del-contagio-y-ahora-sospechan-que-sí-robo porque ahora sí muy privado y confidencial aquel que nos decía desde el balcón que ya no se pertenecía, sino que era del pueblo. Lo cual, esta ñora apunta, también va en sentido contrario a sus promesas de que si absorbe el INAI, que hoy trata de garantizar el acceso a la información, habrá respuestas y rendición de cuentas claras.
La credibilidad siempre va de la mano de la transparencia. Y esta ñora recuerda cuando era muy muy muy niña, subrayemos eso de muy niña, una ñorita, que si alguien del gobierno decía “no va a subir el precio de las pastas dentales”, todo el mundo corría a comprar pastas dentales porque al día siguiente subiría irremediablemente el precio. Es decir, le hemos dado la vuelta a la tortilla y estamos igual que antes, o quizá peor porque la duda antes era generalizada, y hoy quedan algunos que se aferran a la palabra y no a los hechos y son capaces de creerle que no está lloviendo aunque estén escurriendo.
En todo este lío, esta ñora ha decido sacar provecho, que las cosas en lo económico están muy rudas, y abrió una apuesta para ver cuándo reaparece. La ñora le apuesta a este mismo viernes (querido lector, como la columna se entrega con anterioridad ya sabrá si la ñora ganó para este momento) porque doña florero Olga Sánchez cada día trae las flores más marchitas y empieza a oler muy feo. Pero la prima de la ñora dice que su regreso estelar se dará junto con un lote grande de vacunas para que le toquen los mariachis y todo. Si la prima tiene razón, podremos abrir la siguiente quiniela: ¿Será un lote de vacuna rusa o los refuerzos de Pfizer para los profesores de Campeche que por obra y gracia del dedazo ahora van antes que cualquier médico, enfermera y personal de salud? Éntrele a la apuesta, pues.
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