Mientras que no sea a ese baile…

Así se premia a quien nos ha deleitado con poemas, con brinquitos al entrar a Palacio, con su sonrisa de me valen un cacahuate los números de muertos, porque yo tengo “un poquito de gracia y otra cosita”.


Danza del venado


Como es de todos conocido esta ñora acompaña sus tareas domésticas con el radio, sí un radio de esos en los que todavía hay que buscar la estación dando vueltecitas una ruedita y si no lo haces con cuidado acabas oyendo otra cosa. Pues así fue como la ñora se topó con las notas del “Jarabe tapatío”, y por supuesto, comenzó a zapatear con el mismo entusiasmo escolar de cuando estaba en el patio de la escuela en el festival de las madres aquello de “a todos diles que sí, pero no les digas cuándo, así me dijiste a mí, por eso vivo penando”.

En medio del intenso zapateo, esta ñora no pudo evitar pensar en cuántos estarán hoy penando por haber creído las promesas de campaña del sólo-uso-cubrebocas-si-voy-a-ver-a-Trump-pero-no-a-los-gobernadores-de-mi-país, que les dijo que sí que ahora sí que iban a venir tiempos mejores, que el sol aparecería más brillante, que con dar dos golpecitos en pleno Zócalo brotaría el petróleo que se había ahí escondido por los malvados enemigos de la gente…

Ya entrada en calor esta ñora se puso a canturrear “La bamba” y a darle nuevamente al zapateado, que la verdad ya no recordaba tan bien porque lo bailó en segundo de primaria. Lo que esta ñora sí recordó con aquello de “yo no soy marinero, por ti seré”, es a varias personas que han ocupado cargos en el gobierno actual: desde el agrónomo que anda queriendo (y fracasando como pocos) ser director de Pemex o la más o menos reciente directora de aduanas que la única aduana que había pisado había sido pasar junto al letrero en el aeropuerto (como la mayor parte de los viajeros).

Esta ñora no olvida que cuando se baila bien “La bamba”, el espectáculo termina con una pareja que con su habilidad para mover los pies, hace un hermoso moño con el largo listón que la dama desenrolla de la cintura de su compañero. Más o menos con el mismo estilo que está bailando Lozoya con la supuesta acción de la Fiscalía en su causa. Le da vueltas y vueltas, luego lo ponen en el piso y siguen bailando. Aunque cabría decir que ahora bailan en la oscuridad porque aparentemente desde que llegó (algunos hasta dudan de que llegó) nadie ha visto a Lozoya, y su libertad condicional la firma por correo electrónico.

Esta ñora no sabe si es espectáculo de hacer un moño con los pies les va a salir bien al final, o van a acabar con un nudo más bien horrible y en el cuello. Porque hasta ahora del video donde alguien “allegado” al PAN cuenta montones de dinero logró, primero que en las redes, se pusiera de moda nuevamente el video de aquel que era su colaborador (y sigue siendo uno de sus operadores favoritos) que andaba pichicateando las ¡ligas! pero no los billetes. Luego, resulta que el señor de las ligas dos ¡es contratista del gobierno del haber-si-viendo-feo-al-gobernador-de-Querétaro-lo-desaparezco-como-intenta-Sheldon-el-de-la-serie!

Por supuesto, que el rockstar de la epidemia, cantaría más bien la versión de Ritchie Valens de “La bamba”, pero con igual entusiasmo entona: “arriba y arriba, soy capitán” en la Secretaría de Salud. Pues ahora va a encabezar un titipuchal de direcciones y hasta la ¡Cofepris! Así se premia en este gobierno a quien nos ha deleitado con poemas, con brinquitos al entrar a Palacio, con su sonrisa de me valen un cacahuate los números crecientes de muertos, porque yo tengo “un poquito de gracia y otra cosita”.

Cuando esta ñora hace recuento de los bailes típicos del país que se le han quedado en la memoria, hay uno que le brinca con un espasmo de dolor y es la célebre “Danza del venado”. La primera vez que la vio, esta ñora era una escuincla, perdón, una bendición o una ñorita, pues. Con el entusiasmo de los pocos años, se metió en los movimientos, casi veía al venado bailando ahí, las percusiones que acompañaban los movimientos… ¡y el cazador aparecía y el corazón de la ñorita se salía del pecho, pero volvía a sonreír cada que fallaba! Hasta que no lo hace, y frente a sus ojos el venado muere… Ni les cuento la cantidad abrazos y promesas que los padres de esta ñora tuvieron que hacer para lograr que parara de llorar…

Por eso, ahora adulta, esta ñora espera que el baile al que el gobierno actual, y con ello incluye a los tres poderes que todavía somos una república, nos andan llevando, por lo menos no sea de la “Danza del Venado”.

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