La Ciudad de México lleva muchos años moviéndose con inercia, es decir, cada día va peor y peor desde años, y nada parece detener esa lenta descomposición.
Los últimos días esta ñora los ha pasado estudiando física con el escuincle, perdón, con el puberto, perdón, con la bendición. La hemos pasado tan mal que esta ñora está a punto de dar las gracias porque van a eliminar toda la ciencia “neoliberal” de los programas de estudio. Pues en esas estaba esta ñora cuando escuchó la noticia de que la Clau no sólo rechazó el informe final de la empresa noruega DNV, sino que los piensa demandar… y eso suena a la tercera ley de Newton.
Oh, sí, la tercera ley de Newton, palabras más palabras menos, se resume en: A toda acción corresponde una reacción, y ambas son de igual magnitud. O sea, si la Clau responde con tanta enjundia para tratar de ocultar el informe y desacreditar de tal modo a su nuevo enemigo noruego es porque lo que encontraron la deja muuuuy mal y muy probablemente sea más culpa de su administración lo sucedido que de las anteriores. Esta ñora supone que si el informe dijera que el mayor problema fue la construcción, rapidito lo habrían dado a conocer, porque eso pondría en arenas todavía más movedizas a Ebrard. Y si el asunto se hubiera inclinado a que en sexenio pasado no se le dio el mantenimiento adecuado, ¡uy, todavía más! porque Mancera está con la oposición y eso sería un gran golpe contra la alianza que está cuajando. Así que el informe debe haber dicho que la Clau cargaba mucha culpa.
Eso de irse contra quien genera una opinión sustentada que es contraria o que demuestra que se ha cometido un error es la clásica escuela del traigo-a-todos-intrigados-con-quién-será-mi-sucesor que se la ha pasado muele y muele con que Loret o los Consejeros del INE o los empresarios ganan mucho dinero porque cree que así los desprestigia y nadie les va creer. Sin embargo, para esta ñora lo más preocupante de la reacción de la Clau es el estado real del Metro, pues lo ocurrido en Olivos podría indicar que es muy grave el deterioro en toda la línea y quizá de todo el Metro.
En este tema, la ley de la física que se anda tratando de evadir es la ley de la gravedad. Ni se valora la gravedad de lo ocurrido ni se inician acciones reales para fincar responsabilidades sino que se impulsa a los posibles responsables. Esta ñora leyó que a Florencia Serranía, quien “sólo era la directora del Metro” –trae a cuestas no sólo el accidente que mató a 27 personas, sino el incendio ¡del centro de mando del Metro!– le acaban de dar un puesto en Conacyt. Pero la ley de la gravedad siempre se cumple y todo lo que sube, baja y esta ñora está segura de que se logrará que esto sea así y quizá más pronto de lo que todos ellos piensan.
Otra de las leyes que esta ñora recordó con el escuincle-puberto, perdón, la bendición es la de la inercia. Y esa que también es de Newton dice que los objetos en movimiento o en reposo seguirán en movimiento o en reposo hasta que una fuerza interrumpa ese estado. Y la Ciudad de México lleva muchos años moviéndose con inercia, es decir, cada día va peor y peor desde años, y nada parece detener esa lenta descomposición, casi parece que los eventos catastróficos como lo del Metro o el temblor de 2017 si han tenido algún efecto ha sido el de empujar ligeramente el declive; pero sin hacerlo de forma espectacular. No parecen tener fuerza suficiente para romper la inercia.
La Ciudad de México ha perdido competitividad en materia económica porque el mundo ha cambiado. Una ñoramiga de Veracruz le contaba a esta ñora cómo se emocionaba cuando de niña una vez al año venían a la Ciudad de México a comprar telas plisadas para hacerse faldas porque esas telas nunca llegaban por allá. Los abuelos de esta ñora, que vivían en Puebla, venían varias veces al año formarse desde temprano en las oficinas de Nacional Financiera para arreglar sabrá Dios qué asuntos porque era el único lugar donde los resolvían. Pero hoy todo se puede comprar en cualquier rincón; ya no es una ventaja establecer una empresa aquí porque los trámites se pueden hacer por internet; las empresas encuentran más facilidades en otros estados y la ventaja de contar con buenos aeropuertos se ha extendido a muchas ciudades (acá hasta eso se arruinó). Por ello, en la Ciudad cada día se crean menos empleos y los que hay tienen los sueldos estancados.
Como si eso fuera poco, ahora hemos vuelto a tener contingencias ambientales que en gran medida no se deben a los chilangos y sus coches como nos quieren hacer creer; en gran medida se deben a la política de Pemex que no invierte ya en evitar que la refinería de Tula contamine. Y el agua es otra de las terribles amenazas que enfrentaremos y que la ñora no quiere ni pensar en ello porque le dan pálpitos nomás de pensarlo.
De pilón, durante la pandemia nos convertimos en el hazmerreír de todos los estados cuando con tranquilidad nos convirtieron en conejillos de Indias experimentando con la ivermectina sin avisar a nadie y sin el menor asomo de rigor científico y ni de ética profesional.
Esta ñora está consciente de que en gran medida los chilangos somos culpables de ese declive, porque desde que se nos dio la opción de elegir a nuestro jefe de gobierno ganó gente de la misma calaña. Y Clau formó parte de todos esos gobiernos así que ella es sólo el eslabón más débil, más flaco y más chiste de toda esa cadena que nos estrangula.
Esta ñora espera que los chilangos hagamos un esfuerzo mayúsculo para ser la fuerza que detenga esta inercia de seguir moviéndonos al desastre y rebotemos para que la CDMX no pierda su esplendor, su importancia y su vitalidad. (Y obvio, gente de los estados que tienen elecciones este año, vean lo que pasa de los que son gobernados por Morena: se les rompe, se les contamina y se les escasea el futuro).
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