El conteo de las vacunas que han llegado al país y las que se van aplicando, lo están haciendo con la numeración maya. Por eso parece que se han perdido 15 millones de vacunas.
Luego del “festejo” de cartón, perdón, de tablarroca que armaron en el Zócalo para “revivir” las tradiciones prehispánicas, esta ñora ya entendió lo que lleva pasando en el gobierno actual en varias áreas. La primera pista reveladora fue que al juntar tanta gente en el evento querían recrear los sacrificios humanos multitudinarios, pero en versión más actualizada y menos sangrienta. Nomás unos cuantos que tuvieran mala suerte morirán de COVID, probablemente serán los mentirosos o ladrones, porque según esta ñora recuerda, al principio, nos advirtieron eso hace que te dé más fuerte.
Por otra parte, esta ñora también descubrió algo importante respecto a las vacunas. El conteo de las que han llegado al país y las que se van poniendo, lo están haciendo con la numeración maya. Esa de puntitos y rayitas que la ñora aprendió en la escuela, sí, en la escuela, no vayan a empezar con que la usaba de chiquita. Y la verdad es que la numeración maya es bastante dificilita de usar sobre todo para sumar y restar, así que por eso se están tardando tanto en sumar y restar, por eso parece que se han perdido 15 millones (algunos dicen 19) de vacunas.
En la cuestión del abastecimiento de las medicinas, por fin lo entendió esta ñora. Desmantelaron todas las formas de compra de antes y de transporte para volver a pagar con granos de cacao (¡que ha subido un montón!) y transportarlos con la técnica de los famosos tamemes que se colgaban de la cabeza la carga. Por eso está más lenta la distribución, porque van de a poquito y los caminos hoy en día ya no son tan seguros como antes de que los malvados españoles llegaran. Porque de la inseguridad, por supuesto, que también son culpables los españoles.
Ya habiendo descifrado el código secreto, cuando esta ñora leyó el miércoles sobre que ya se le pasó formalmente a los militares la operación del Aeropuerto San Lucía, entendió que todo es un homenaje a los caballeros águila y los jaguar. Por eso, un aeropuerto que se supone que va a ser CIVIL Y COMERCIAL será manejado por soldados. No se vale imaginar que se sigue militarizando el país o se está admitiendo tácitamente que por cuestiones de ubicación (¡el cerro ese que puso Calderón, enviado por los españoles, ahí para molestar!) jamás recibirá las acreditaciones internacionales indispensables para operar.
La ñora tiene que admitir que sí cruzaron los cables al sigo-vendiendo-que-la-gente-me-cuida-pero-traigo-viente-camionetas-blindadas porque lo de andar torturando enemigos no es muy de los pueblos originarios. Se supone que Cortés le quemó las patitas a Cuauhtémoc para que soltara la sopa sobre el tesoro de Moctezuma (parece que ese evento nunca sucedió, pero todavía no teníamos la sección “quién es quién en las fakenews de la Conquista, pues todos nos creímos la historia). En la actualidad anda tras el tesoro de las reservas del Banco de México. Al parecer le dolió mucho que su antiguo amiguito Gerardo Esquivel le dijera que nones, por eso le aplicó la de “eres ultratecnócrata y cuadrado” porque es una horrible tortura ser insultado en la mañanera.
Lo que esta ñora todavía no logra todavía entender cómo se incluye en este homenaje prehispánico es la rarísima amnesia que sufrió el me-aprueban-mi-revocación-de-mandato-por-qué-si-no-qué-hago-los-próximos-meses cuando salió con que “a mí no me consultaron, yo no sé nada de esa carta de autorización de los padres que dicen que se presentó ahí en mis narices, sólo los neoliberales escriben cartas”. ¡La carta fue presentada el 12 de agosto y para el 17 ya no se acordaba! La única teoría de esta ñora es que andaba experimentando con plantas originarias para incorporarlas a homenaje: tomó toloache.
Como sea, si el regreso a clases ya pintaba para ser muy complicado, con esa “amnesia” todo pinta a convertirse en un caos todavía más folclórico porque el poco orden que había lo boicoteó y el decálogo nos quedó en nueveolgo.
Después de estas largas meditaciones, esta ñora que este sexenio se está viviendo como los días previos a la ceremonia del Fuego Nuevo. Los mexicas y otros pueblos creían que cada 52 años se podía acabar el mundo; durante 20 días se dedicaban a romper todos los ídolos y figuras religiosas, así como todos los platos y cosas de hogar. O sea, tal como están haciendo con todas las instituciones y los órganos autónomos (o por lo menos poniéndole muchas ganitas a acabarlos). Luego venía la ceremonia del Fuego Nuevo donde pues estaban muy felices de que no se hubiera acabado el mundo y se reconstruían templos y todo lo demás.
Esta ñora quiere creer que a lo mejor es una oportunidad la que tenemos enfrente: ya que están destruyendo todo, debemos aprovechar para reconstruir quedándonos sólo con aquello que en verdad nos ayudará a tener un mejor país y mejores ciudadanos. Y nomás como advertencia final: los ciclos de los mexicas y demás pueblos tenían fechas fijas, no los andaban sometiendo a consultas para ver si adelantamos o alargamos el festejo.
PS. Esta ñora pide que no olvidemos a Haití. Quizá no se pueda ayudar económicamente por ahora, pero por lo menos (y que ni tan menos) con una oración.
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