Marcelo Ebrard al dizque negociar con Estados Unidos usó un “mexican alambrito” para que funcionara unos días algo que de entrada tampoco estaba descompuesto de donde lo “arregló”.
Esta ñora tuvo una abuela, bueno, dos obviamente, pero convivió más con una. A la ñorabuela le gustaba mucho coser, no sólo le gustaba, le ayudó a sacar adelante a su familia. Siempre contaba que una tarde estaba muy atrasada para entregar un vestido de novia la Singer se le trabó. Estaba desesperada, primero hizo lo que siempre hacía: llamar a su vecino que normalmente la sacaba del apuro. Pero el vecino no estaba porque había ido a comprar cigarros, y su ñora no sabía cuando iba a volver. Fueron unos cigarros muy lejanos, porque el vecino tardó como cuatro años en volver.
Pero volviendo a la Singer, mi ñorabuela, resignada, llamó al técnico que llegó tardísimo y antes que nada le puso una santa regañiza. Ese hecho ya era asombroso porque nadie regañaba a mi ñorabuela, hasta el sacerdote de la parroquia se le cuadraba. Pero este técnico la regañó porque el explorador fumador del vecino le había hecho compostura con “mexican alambritos” siempre, y el daño causado por tanta mala reparación hacía que la Singer fuera causa perdida.
Ahora que esta ñora lo piensa quizá fuera bueno que el vecino se tardara tanto con los cigarros porque la ñorabuela hubiera podido cometer un crimen de haberlo visto. La ñorabuela entregó el vestido de novia gracias a la cooperación de una prima que le ayudó a coser toda la noche. La ñorabuela tuvo que comprar otra Singer, y jamás permitió nadie la tocara si no era un técnico. Y le hizo mantenimientos tal como decía el instructivo.
La ñora heredó la preciosa Singer que ahora usa de mueble decorativo porque los cajoncitos son muy lindos y las patas preciosas. Pero además de heredar la Singer, la ñora heredó esa disciplina de hacer las cosas “by the book” –esta ñora no domina el inglés pero las cuatro frases que se sabe las suelta con tal seguridad que las borda como nadie– y trata de evitar despilfarros anticipando las cosas o siguiendo los manuales. Sus ñoramigas creen que es un poco exagerada, de hecho.
Esta ñora había vivido en un país donde se aspiraba, que no siempre se lograba, pero se aspiraba a tener “books”, a tener normas, a tener manuales para que los recursos se usaran más o menos bien. Pero últimamente encuentra que contrario a las enseñanzas de su ñorabuela ahora se tiran leyes y manuales para sustituirlos por “mexican alambritos” descomponiendo cosas que ¡no necesitaban compostura! ¡O no de esa manera!
Ayer, esta ñora escuchó al yo-tengo-otros-datos-en-mi-realidad-alternativa explicar su plan sobre cómo se va a dar el dinero presupuestado para la mejora de las escuelas. Este dinero está regulado por una ley, una ley muy específica que dio origen a un organismo independiente al cual se decidió aplicar el “mexican alambrito”. Es decir que se dará a los papás de la escuela, no que ellos decidan cómo usarlo que puede ser buena idea, sino que recibirán el efectivo y de pilón, los niños a partir de cuarto vigilarán cómo se va gastando esa lana y pondrán sus sumas y restas en el ¡cuadro mural! La ñora estaba impactada por el anuncio, pero sobre todo por evidencia de que iba improvisando el plan mientras hablaba. Así sin despeinarse le aplicaba un “mexican alambrito” a algo que no lo necesitaba. Seguramente la distribución de recursos, la forma de acceder a las escuelas y de hacer diagnósticos de la situación de cada escuela puede ser mejorado, pero en lugar de eso se quitan dos tuercas, cuatro tornillos necesarios y se pone un “mexican alambrito” doblado por niños de cuarto año.
Antes el soy-dueño-de-mis-silencios-cuando-me-conviene decidió usar su mágico “mexican alambrito”; pero ahora estilo consulta a mano alzada a un Metrobús. Ahí con sus cuates y fieles pregunta si se debe seguir un proyecto que estaba aprobado, presupuestado, iniciado y bendecido por él en una gira el 28 de diciembre. Claro dicen que era día de los inocentes y que no cuenta. Sin embargo, lo que hizo fue usar un “mexican alambrito” para descomponer algo que no estaba roto.
Igualito hizo Marcelo Ebrard al dizque negociar con Estados Unidos fue usar un “mexican alambrito” para que funcionara unos días algo que de entrada tampoco estaba descompuesto de donde lo “arregló”. Si Trump amenazaba con tarifas se le respondía en el terreno de las tarifas, no se caía en el meter asuntos de migración en la mezcla. Es como si la ñorabuela hubiera llevado su Singer a arreglar y le hubieran entregado una licuadora más o menos de segunda mano.
La única defensa contra los “mexican alambritos” como la ñorabuela descubrió es tener leyes, manuales y normas a los que apegarse. De hecho, si somos positivos los amparos que se han dado en torno al NAIM y Santa Lucía son muestra de eso, se han hecho “by the book” y han dado resultado hasta ahora. O por lo menos hasta que el no-entiendo-de-lo-que-hablo-pero-lo-hago-todas-las-mañanas no intente meter mano con otro “mexican alambrito”.
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