El festejo del 10 de mayo de este año, por lo menos en la Ciudad de México, acabó muy movido porque hubo un temblor con epicentro local, por lo cual no sonó la alerta sísmica y se sintió muy pero muy gacho. Esta ñora confiesa sin pudor que extrañó mucho la alerta sísmica porque, incluso con las falsas alarmas, prefiere tener tiempo para salir corriendo, ah, no perdón, que no se corre, no se grita, no se empuja…
Como sea, en el insomnio que vino después del susto esta ñora se puso a pensar en que muchos ahora dicen que lo que estamos viviendo con el nada-refleja-mejor-mi-personalidad-que-mis-burlas-al-premio-de-la-ministra-Piña no podía saberse… o sea, que nos llegó como temblor sin alerta sísmica.
Esta ñora está convencida de dos cosas: La primera es que la discusión de si podía o no saberse que este gobierno le apostaría a destruir los órganos autónomos, que descuidaría la educación y sólo complacería a los sindicatos de maestros, que fracasaría en el combate al crimen organizado y a la corrupción, etc. a estas alturas ya es inútil porque no abona a nada a construir a futuro y sí abona mucho a la división. Y esto lo dice esta ñora que está aprendiendo como mamá de un escuincle-adolescente, perdón, una bendición que está extendiendo sus alas que tragarse los “te lo dije” cuesta mucho trabajo pero que a veces es mejor no restregarles el tema.
La segunda cosa que esta ñora cree es que nos sentimos tan desesperados porque este gobierno termine que esquivamos reflexionar cómo fue que se permitió que esta marabunta llegara al poder. Esta ñora no se refiere sólo al a-pesar-de-todo-sigo-sin-mencionar-a-Peña-como-corrupto-o-mal-gobernante sino a toda la caterva que está en todos los puestos de gobierno y en la Cámara de Diputados, porque por más que se quiera pensar que esto es una anomalía en la mátrix lo cierto es que estos años, en opinión de esta ñora, sí revelan nuestro peor defecto como sociedad y por eso es tan difícil hacer esa reflexión. Y para esta ñora el principal defecto de esta sociedad es que seguimos sin superar el presidencialismo y que a eso le apuesta Morena a reforzar el presidencialismo.
El primer síntoma de esto, y ahí la ñora se declara culpable, es que el 90 por ciento de todas las discusiones políticas se centran en el sí-pasaré-a-la-historia-pero-por-las-razones-incorrectas y si su mañanera sigue viva es gracias a los opositores, no a sus apoyadores. Se ha hecho, por lo menos en redes, un círculo vicioso que los opositores se desgarran las vestiduras ante cualquier tontería que diga, comentan el asunto casi siempre superficial y los apoyadores los atacan. Esta ñora muchas veces ha dicho que si dejáramos de comentar las mañaneras (claro los bonitos nombres con lo que esta ñora bautiza al mi-pañuelito-blanco-hace-meses-que-no-lo-saco-porque-ya-no-encubre-ni-un-vaso-de-tepache se verían muy afectados) por dos semanas se acabarían.
El segundo síntoma es la obsesión que sigue habiendo en tratar de adivinar qué corcholata quedará. Esta ñora aquí va a ser una pequeña aclaración, si la alerta sísmica de la Ciudad de México funciona es porque los sismos se dan a la distancia y esa es la distancia que ahorita nos permite tal cual cómo son las corcholatas. Y esta semana la Clau usó la fuerza pública para evitar que los diputados locales panistas entraran a la Asamblea; Adán palabra por palabra las agresiones y amenazas contra la Corte; Monreal pasó de fingir independencia y amor a la ley al más abyecto servilismo y Marce está desmantelando la Secretaría de Relaciones Exteriores haciendo que todos sus incondicionales renuncien para promoverlo. Esta ñora se declara culpable de alimentar el presidencialismo con este párrafo. Pero algo parecido también pasa con la obsesión por encontrar en la oposición a un candidato no que pueda ser buen presidente, sino que nomás sirva para derrotar a la corcholata que quede.
El tercer síntoma es que si bien ahora volteamos a ver al Poder Legislativo y al Poder Judicial con más frecuencia, lo hacemos sólo en función de pensar en que le pongan un hasta aquí al prometí-que-en-un-año-estaría-reparada-la-línea-12-y-ya-pasaron-dos-años y seguimos sin entender todo lo que cada poder tiene como obligaciones. Esta ñora sabe que a nadie le va a gustar leer esto, pero en eso hay total coincidencia con el “plan C” (carro completo para Morena) para que el presidente no tenga obstáculos en ejercer sus caprichos. O por lo menos es lo que esta ñora percibe que aún los opositores sólo ven a las Cámaras como un “viene viene” del presidente que le deja o no estacionarse en la calle.
Esta ñora reconoce que es un avance que mucha más gente esté atenta a presionar a los diputados y senadores, pero espera y desea que deje de ser en función del presidente. Y si no le creen a esta ñora, he aquí dos preguntas clave: ¿saben en qué distrito electoral federal viven (es distinto el distrito electoral local)? y ¿se saben el nombre del actual diputado o diputada de ese distrito? Ojalá que a esta ñora sus cuatro lectores le callen la boca y se sepan hasta la biografía detallada de correspondiente legislador. Pero no sino están a tiempo de ir pensando en el asunto y sobre todo para la siguiente elección porque para esta ñora será más importante la Cámara que la presidencia.
Finalmente, esta ñora tiene una reflexión más para los chilangos: el sismo del miércoles nos dejó claro que lo “local” se nos da muy mal. Y tan se nos da peor en la política de la ciudad. Y la prueba es que la participación en las votaciones que hubo el domingo 7 de mayo —presupuesto participativo (el uso de 3% del presupuesto de cada alcaldía lo podemos decidir votando) y elección de Copacos (representantes de las colonias)—, fue del 5.6 %. O sea, ni siquiera un chilango completo de cada 10 fue a votar. Ni siquiera aprovechamos opinar cuando hay chance.
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