AMLO y su proceso de convertirse en presidente es equivalente al de una ñora en su paso por casarse y todo lo que conlleva a esto.
Convertirte en una ñora es un proceso de algunos años, pero empieza, por lo menos, oficialmente el día que te casas. ¡Y casarse es una de las empresas más difíciles! Deja ya encontrar The One, ¡eso es prueba superada! Me refiero a organizar el importantísimo evento que te convertirá en una ñora de por vida. Pues, el presidente electo ha logrado que este periodo de transición se parezca muchísimo a la locura y el estrés que preceden a una boda. Aunque los pronósticos de “fueron felices para siempre” no se ven, siento decirlo.
Las futuras ñoras asisten a cierto número de despedidas de soltera, y sí, nuestro insigne presidente no en funciones, pero hago como que sí tuvo su equivalente en su gira de despedida, disculpen, en su gira de agradecimiento. ¡El escenario es lo suyo, pues!
Sus futuros secretarios también tuvieron sus “despedidas de soltera”, pues se hacían diversos foros, por ejemplo, con los maestros o con las víctimas de la violencia. De hecho, uno de ellos hasta épico resultó, tal como algunas despedidas donde la suegra manifiesta su opinión real sobre la futura novia: ¡volaron las sillas! Sí, los profesores se aventaron sillas y toda la cosa, un ejemplar comportamiento que tranquilizó a cualquier ñora para les entregue con los ojos cerrados a sus escuincles, perdón, a sus bendiciones.
Sin embargo, los foros con las víctimas resultaron desgarradores y tan arrolladores en la realidad que incluso anunciaron en algún momento su suspensión. Ante las críticas, se retomaron de manera más discreta. Se supone que este contacto con quienes han sufrido de primera mano la violencia criminal ayudaría a consolidar una estrategia diferente, digna de la Cuarta Transformación. Pues finalmente la futura novia, quiero decir, el presidente electo que no está en funciones, pero hace como que sí, nos presentó, por fin –es verdad, las novias pueden llegar tarde, es parte de la tradición–, su plan con el modesto título de: “Plan Nacional de Paz y Seguridad, 2018-2024”.
No agregaré nada que no se haya dicho. Pero me pareció que AMLO jugaba con los dos últimos expresidentes –sí seamos realistas, el Quique, sigue en los Pinos, pero nomás empacando sus corbatas y sus geles–: a “botellita de Jerez, todo lo que digas será al revés”. Porque obviamente, dice que todo es un desastre por culpa de ellos y su estrategia, pero que básicamente va a hacer lo mismo, eso sí lo va a pasar por la licuadora antes. O sea, va a tomar un montoncito de soldados, otro puñito de marinos, dos pizcas de la PF y un ramo de nuevos reclutas de la sociedad para hacer una Guardia Nacional, la cual estará militarizada.
Me cae que cualquier ñora recién casada envidiaría su talento para rehacer la receta de la suegra y presentarla con tanto bombo y platillo. Lástima que cuando los invitados a su primera cena la prueben, se darán cuenta de que su cacareado platillo no sólo no es original, sino que le quedó mal cocido.
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