Se extiende como la humedad

La mala administración de AMLO en torno al presupuesto del país ha sido esa pequeña mancha de humedad que va creciendo día a día en casa de cualquier ñora.



Uno de los principales dolores de cabeza para las ñoras, bueno y para los ñores, y para cualquier habitante de una casa, es la humedad. Esta ñora reconoce lo democrático de ese problema. Y lo súbito, como que un día aparece una mancha y al día siguiente ha crecido. Y no sé los demás, pero esta ñora primero prefiere pensar que está alucinando por el cansancio acumulado antes que aceptar que tiene que llamar al maistro.

Una vez que esta ñora se rinde a la evidencia, pues llama al maistro. El cual invariablemente mira en silencio la mancha por varios minutos, luego se lleva la mano a la barbilla mientras mueve lentamente la cabeza de un lado a otro para decir: “Está difícil. Vamos a tener que romper la pared y el piso y si no viene de donde creo… pues… le seguimos por acá”. ¡El horror! Los ojos del maistro de pronto nada más se ven como signos de pesos que van creciendo y creciendo.

En este país desde el principio de este sexenio estamos descubriendo los alcances de la humedad que la aprobación del presupuesto inició, sin que nadie se diera cuenta, y que se han incrementado con decisiones tajantes y desde arriba por parte del voy-al-baño-en-las-gasolineras-porque-soy-bien-pueblo.

En la planeación del presupuesto, hubo algunas llamadas de atención como las denuncias de las universidades públicas sobre recortes a sus presupuestos que se supone se arreglaron en ese momento; pero otros recortes como los que sufrieron muchos programas de salud pasaron desapercibidos. Esta ñora recuerda haber visto ligeras protestas por la cancelación de algún programa de combate al cáncer cervicouterino, pero pasó. O sea, alguien como esta ñora volteó la cara para no ver la pequeña mancha de humedad. Después fueron brotando temas como el cierre del CISAME que dependía de la Secretaría de la Salud, luego salieron las mantas en muchos hospitales públicos disculpándose por no poder atender correctamente y ahora esta ñora se encuentra en redes historias horribles sobre la cancelación de la atención a pacientes de cáncer en los institutos de salud, la falta de medicamentos para atenderlos, la cancelación de turnos para quimioterapias y, así como WA contando que el sueldo a los médicos y residentes se les ha cortado significativamente, a los que no han perdido sus puestos.

Luego vino el “decreto” que ha circulado donde se cortan fondos que vayan a dar cualquier ong o ac que recibía fondos para completar ciertas funciones que el gobierno no puede, y quizá no puede hacer directamente. La razón fue únicamente que esas asociaciones eran “conservadoras” todas y, por tanto, corruptas porque cualquier cosa que no haya recibido directamente la bendición del 4T es corrupta.

La realidad, es que ese corte, como la planeación y aprobación del presupuesto, se hizo de manera tan general y tan a ciegas que ha pegado a programas tan graves como los de refugios contra para mujeres víctimas de la violencia familiar. Y ciertamente, no se compara en la importancia inmediata que esos refugios tienen, pero incluso la Fundación UNAM verá afectados sus ingresos y eventualmente su funcionamiento por este papelito. Y no es afán de burla lo del papelito, puede ser que sea una imagen falsa, pero en redes circuló un oficio que parecía más una circular de la escuela de los escuincles, perdón, de las bendiciones.

Nadie duda de que habrá habido abusos por parte de muchas de esas ONG, o que los directivos y administrativos de los hospitales públicos no habrán usado correctamente los fondos y habrá algunos que en efecto hayan sido corruptos. Pero los daños a la vida de los ciudadanos se están extendiendo como la humedad en una casa, y cada día aparece una nueva mancha.

Muy pronto no quedará nadie, sobre todo entre las personas más vulnerables de la sociedad que no tenga un daño directo causado por los recortes que a lo loco que se han hecho. Es posible que ya se encuentren disfrutando de los dineros que en sus bonitas tarjetitas de Banco Azteca les deposita directamente el gobierno –de los impuestos de sus vecinos– pero ojalá se den cuenta los ninis y otros benefactores de esos programas que el dinero que reciben se les quitó a otros programas, y por tanto, que no se quejen si su abuelita se muere porque se le negaron los recursos que la hubieran salvado a los hospitales. La humedad les habrá llegado, y quizá cuando se trate de repararlo es posible que se tenga que abrir boquetes más grandes cuya reparación costará mucho más.

 

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