Así como el gran presupuesto que se necesita para organizar una fiesta para el ñor, también se necesita para la refinería de Dos Bocas en la que los principales personajes tienen casos de corrupción.
Esta ñora estaba organizando la fiesta de cumpleaños del ñor porque cumple una década más, no será revelada cuál década porque luego le andan calculando la edad a esta ñora y así pues no. Es una ocasión de verdad muy especial, pero organizar las mesas es una pesadilla, que si no puedes sentar a Fulanito con Menganita porque alguna vez salieron y la esposa de Fulanito es megacelosa o que si aquel que era el compadre de este no se puede sentar con aquel porque le debe dinero. Y hablando de dinero, con lo que va a costar el asunto esta ñora anda tentada a dar alcohol adulterado… si es que encuentra dónde lo venden.
Y así estaba esta ñora muy mona en su camioneta esperando que salieran de la escuela los escuincles, perdón, las bendiciones y para aprovechar el tiempo –las ñoras aprovechamos cada segundo, por eso nos maquillamos en los altos, ¿eh? –, revisaba y revisaba la problemática distribución y los costos, hasta que el radio trajo una absoluta inspiración y esta ñora no podía creerlo, la fuente de esa sabiduría era el te-oculto-que-vino-el-yerno-de-Trump-el-sábado-a-la-casa-de-la-mafia-del-poder-televiso.
Así como lo leen, esta ñora primero como que se espantó porque parecía un nuevo atropello a cualquier decencia conocida en cuestiones de transparencia y combate a la corrupción; pero luego fue iluminada por la sabiduría ancestral de los que no comen tacos de carnitas y entendió que eso de sólo invitar a cuatro empresas a la licitación de la nueva refinería de Dos Bocas es una idea genial que ahorra mucho lío.
¿Para qué hacerse pelotas con toda la burocracia que implica una licitación abierta? ¿Y para qué las sorpresas de que luego las empresas que salen no son de tus cuates? ¿O qué tal si sí son de tus cuates, pero no tienen suficientes fondos? ¿O que el precio se descontrola en la competencia entre gente desconocida? Mejor unos cuantos, bien seleccionados por su capacidad de armar una buena fiesta, los relajientos incondicionales con los que nunca aburres, y con pura botella de alcohol de primera.
En pleno embeleso por la inspiración recibida esta ñora empezó a enojarse porque a los cinco minutos salieron los envidiosos a señalar que las cuatro empresas seleccionadas habían sido sospechosas de corrupción en no sé qué países. Se ve que esos envidiosos no tienen fe en que la amistad va a ser la garantía de que todo se hará bien bonito esta vez, porque aunque sea posible, lejanamente posible que alguna vez alguna de esas cuatro hermosas y fieles empresas que con tanto amor han sido seleccionadas hayan hecho algo malo, eso está el pasado, ya no lo van a volver a hacer. El cabecita-de-algodón-tabasqueño-que-es-mejor-que-el-egipcio no sólo ya decretó el fin del neoliberalismo y los negocios ambiciosos y corruptos, sino que ya tiene los teléfonos de las mamás de los dueños y los va a acusar si intentan hacer cualquier trampa.
Pero las quejas no pararon ahí, luego salió otro todavía más envidioso, que fue secretario del trabajo con algún partido y luego brincó a otro, y que le saca una lista de “compromisos” que hizo el me-vale-la-constitución-por-eso-firmo-que-no-me-reelegiré donde decía que todas las obras de gobierno se harán por licitación abierta y bajo la observación de la ONU. Se ve que ese individuo nomás no entiende que hay obras consentidas y otras no tan consentidas, y que las consentidas son especiales y merecen licitaciones restringidas. ¿A poco él va a dejar salir a su hija con cualquier mequetrefe? ¿A poco no preferiría que saliera con el hijo de uno de sus amigos a los que conoce desde chiquito? ¿Y la ONU a poco va a tener tiempo de andar revisando un negocio tan pequeño que no compromete la paz mundial?
Por supuesto, no faltó el que se quejara de que ninguna de esas empresas era mexicana. De verdad, que ahora sí, primero reclaman que el país se está aislando, que vamos al proteccionismo de los setenta y ahora que el Betty-no-me-plancha-las-camisas-porque-es-intelectual trae extranjeros también se quejan. Es que así no se puede. Se quejan más que ñoras en el desayuno de la sociedad de padres de familia de la escuela.
En fin, esta ñora con sus escuincles, perdón, bendiciones, a bordo se alejó de la escuela manejando con una sonrisa enorme bajo un arcoíris que enmarcaba su felicidad porque sus problemas han sido resueltos: una fiesta con los cuates que tradicionalmente han dado los mejores regalos, con los más divertidos y relajientos, y, sobre todo, sin mesas ni sillas, todos paraditos se verán más bonitos. La ñora está cuatritransformada.
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