“Red de confianza”

Además, la OMS, en una clara manipulación del lenguaje y en una abierta contradicción a la ciencia, promueve abiertamente la ideología de género, al grado de haber sustituido la palabra madre por persona embarazada.



Desde hace ya varias décadas, el antiguo santoral se ha visto sustituido por una serie de días mundiales dedicados a “diversos” temas de interés para la secular sociedad actual. Uno de estos, es el día mundial de la salud, que se celebra el 7 de abril, aniversario de la fundación, en 1948, de la organización mundial de la salud. Esta agencia de la Naciones Unidas tiene el presunto objetivo de garantizar el acceso mundial a la salud pública de la mejor calidad posible.

Sin embargo, dicho objetivo está muy lejos de ser real. Como lo advirtió, Halfdan Mahler, quien fuera director general de la OMS de 1973 a 1988, en una entrevista realizada en 1988: “la industria farmacéutica ejerce un poder tan grande sobre la organización mundial de la salud que, prácticamente se ha apoderado de ella”. Ante esto es importante señalar que, el presupuesto de dicha organización depende principalmente de la Fundación Bill y Melinda Gates, así como de la gran industria farmacéutica quienes, a pesar del evidente conflicto de intereses, seleccionan tanto a los funcionarios como a los científicos que trabajan en la organización, además de dictar las políticas globales de salud pública que la organización, como “voz moral”, inicia y promueve por todo el mundo. Por si esto fuese poco, los documentos internos y la gran mayoría de los contratos financieros de la organización, no están disponibles para el escrutinio público, por lo que su falta de transparencia es enorme y su corrupción profunda.

Por otro lado, es conocido el pésimo historial de la organización ante situaciones de emergencia. Algunos ejemplos son: la explosión nuclear de Chernóbil, la llamada pandemia de gripe porcina, su colaboración con la empresa Purdue en la expansión del uso de opioides y la consecuente adicción global, la falta de medidas contra el brote de ébola en el 2013 y los estratosféricos gastos de viaje de sus funcionarios, expuestos en el 2017, entre otros.

Para culminar, tenemos el catastrófico manejo de la presente pandemia. De hecho, Jonathan Calvert y George Arbuthnott, en una investigación para el periódico “Sunday Times”, revelaron, entre otras cosas; que China aseguró los votos de la OMS para instalar a los candidatos de su elección en los puestos de dirección por lo que su actuación se vio gravemente comprometida ante los primeros casos del nuevo y misterioso virus en Wuhan en el 2019, con las profundas y graves consecuencias que todos conocemos. Recordemos que fue el mismo director general de la OMS, quien elogió a China por su transparencia en relación con la pandemia.

Estas, son sólo algunas de las muchas evidencias de que la OMS está fuertemente controlada por grupos de poder, cuyos intereses protege en detrimento de la salud de la población mundial. Desafortunadamente, a pesar de que la autoridad moral de dicha organización está más que en entredicho, no sólo sigue operando sin dar cuentas al público de su problemática actuación sino que, mientras nos mantienen ocupados entre la pandemia, que parece por fin estar haciendo un discreto mutis, la guerra y los estragos económicos; la organización mundial de la salud, bajo el lema: “una OMS más fuerte y con mayor capacidad de respuesta”, está preparando un tratado internacional sobre prevención y preparación para pandemias que le daría a dicha organización, un poder mucho mayor del que ya tiene, al otorgarle la potestad de determinar las pautas, los medicamentos y los tratamientos en el caso de emergencias. De llegarse a implementar legalmente dicho tratado para el año 2024, como el informe del Consejo Europeo prevé, dicho organismo de comprobada ineptitud, corrupción y oscuros intereses; sería quien prescribiría las políticas de salud, que serían obligatorias, a nivel internacional ante cualquier suceso considerado de emergencia.

Mientras que esta propuesta cuenta con el respaldo de la UE y de varios líderes mundiales del G20; el Consejo Mundial para la Salud (WCH por sus siglas en inglés), formado por un conjunto de científicos, médicos, abogados y organizaciones de defensa de la sociedad civil, a través de una carta abierta, se ha opuesto públicamente, estipulando que; dicho tratado es innecesario y una amenaza para la soberanía de las naciones y los derechos de la población. Este tratado aumentaría, aún más, el poder de la OMS, dándole la oportunidad de declarar pandemias injustificadas, imponer bloqueos deshumanizantes y hacer cumplir tratamientos costosos, inseguros e ineficaces, contra la voluntad de la gente; como ya se realizó en esta pandemia en la cual, afirman, dicho organismo alentó los bloqueos, suprimió los tratamientos preventivos tempranos y recomendó intervenciones y productos que, a la fecha, no se ha demostrado que sean ni seguros ni efectivos.

Los firmantes añaden que dicho tratado evidencia que la prioridad de la organización es obtener más poder para sí misma y sus cómplices corporativos, antes que servir a los intereses de la población. Además, señalan que con este tratado se estaría pavimentando el camino para un sistema de vigilancia universal a través del enorme control y poder que se otorgaría a la ya influyente organización que tendría, en nombre de la salud, el poder de un gobierno mundial.

Para muchos esto puede parecer una exageración, desafortunadamente hemos visto como las emergencias logran hacer aceptable algo que en tiempos normales rechazaríamos tajantemente por su absurdo y sobretodo por su intrusión a nuestra privacidad. Como lo afirmó el principal asesor de Klaus Schwab (autor de: COVID-19: El Gran Reinicio) Yuval Noah Harari: “algún día la epidemia del coronavirus será recordada como el momento en el cual, comenzó un nuevo régimen de vigilancia, de vigilancia bajo la piel”.

Si en la gran mayoría del mundo, la llamada vacuna contra el COVID ha sido un requisito indispensable para mantener o conseguir un trabajo, podemos prever que, el día de mañana será, esa otra pandemia con la que tanto nos amenazan o hasta la muy utilizada y manipulada causa del cambio climático, al cual ya empiezan a hacer responsable de estragos en la salud pública; lo que provea la situación de emergencia que, bajo el engañoso nombre de: “red de confianza” nos obligará a formar parte de un tiránico e inhumano sistema de créditos sociales, semejante al de China, sin poder siquiera buscar una cierta protección en la constitución, en las leyes locales o en la presión política.

Así como nadie, en su sano juicio, confía su dinero a un ladrón; ninguna sociedad, cuerda y sensata puede confiar su salud a un organismo que no sólo es corrupto e inepto, sino que, además se mueve por intereses tan oscuros y mezquinos que; en nombre de la salud, promueve abiertamente lo contrario, la muerte. El organismo que busca tener el control total de nuestra salud, y quizá de algo más, en sus manos; ha clasificado el aborto como un derecho esencial de la salud, promoviendo, a nivel mundial, el aborto sin límite alguno, en cualquier momento y por cualquier motivo. Además, la OMS, en una clara manipulación del lenguaje y en una abierta contradicción a la ciencia, promueve abiertamente la ideología de género, al grado de haber sustituido la palabra madre por persona embarazada.

Nuestro horizonte presenta nubarrones que amenazan con destrozar y ennegrecer con la tormenta nuestro tranquilo paisaje. No es momento para un falso e ingenuo optimismo. Mas debemos mantener nuestra esperanza en Cristo, quien nos dice en Mt 10:28: “No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que el alma no pueden matarla; temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en el infierno. Cuidemos primero la salvación de nuestra alma y la de nuestros hijos y encaremos con fe, fortaleza y caridad los desafíos venideros, pues como nos recuerda 2 Corintios 4:17: “La momentánea y ligera tribulación nos prepara un peso eterno de gloria incalculable”.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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