Sin el 27 de septiembre, vana sería nuestra fe

La consumación de la Independencia de México es una fecha que debemos celebrar porque representa la verdadera libertad de los mexicanos.


Consumación


“Si Cristo no hubiera resucitado vana seria nuestra fe.”

San Pablo

 

Todos los esfuerzos por lograr la Independencia de México desde el “grito” en Dolores con Hidalgo, pasando por Morelos, Mina e inclusive Guerrero no prosperaron, habiendo costado muchas muertes, sin ningún resultado. Pero al percatarse Iturbide de que cómo estaba la situación en España después de la invasión de Napoleón, con las Cortes de Cádiz, totalmente de izquierda, se da cuenta que es mejor para México declararse independiente para no estar a la merced de una institución anticatólica, por lo que como gran estratega hace un plan, se coordina con Guerrero, convence a las jefaturas militares del país y logra la Independencia sin derramamiento de sangre, gracias a su prestigio como militar y a sus dotes diplomáticas y de estrategia.

El 27 de septiembre de 1821 se declara por fin la Independencia.

A San Pablo le debemos una afirmación muy cierta y que puede aplicarse a lo que estamos viviendo: “si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” es decir que no tendríamos por qué celebrar la Navidad, si Nuestro Señor no hubiera resucitado. Pero como sí resucitó podemos celebrarlo con toda la alegría de que somos capaces y si celebramos el nacimiento del Niño Dios, también debemos festejar la Resurrección y ésta con más entusiasmo si es posible, porque nos da sentido a la celebración de la primera. En una construcción se celebra la primera piedra, pero con más ganas la terminación del edificio. ¿No debemos celebrar con el mismo entusiasmo o aún más, la consumación de la Independencia el 27 de septiembre, que la iniciación el 15 de septiembre?

Más que a Vicente Guerrero a Agustin de Iturbide le debemos la Independencia de México, pero no sólo le debemos eso, sino también el nombre de México, que antes se llamaba la Nueva España, la bandera con sus colores de verde por la Independencia, el blanco por la pureza de la religión católica y el rojo por la unión de todos los habitantes del país. Así mismo, le debemos nuestro escudo con el águila real; además le debemos los chiles en nogada, el mejor platillo del mundo, no solo de México, que llevan nuestros colores patrios.

Con Iturbide el imperio de México era en superficie el segundo en el mundo, con más de 10 millones de Km2, después del Imperio de Rusia de 17 millones de Km2, abarcaba desde Colombia, toda Centroamérica, el actual Nuevo México, Texas, Arizona, California y Alaska. Y el territorio entre las Rocallosas y el Pacífico, entre California y Alaska, hubiera en forma natural llegado a ser de México. No perdimos la mitad de nuestro territorio como se dice “oficialmente”, sino más de cinco veces nuestra superficie actual, al pasar por las traiciones de los supuestamente liberales (masones, Gómez Farías, Santana, Zavala y otros) al cederle a EE.UU. bajo las consignas de la masonería yanqui, a través de Poinsett, hábil agente de los EE.UU. instituyendo una supuesta “Democracia”, que nos imponían los yanquis bajo el esquema suyo.

No estoy a favor de la monarquía, ni estoy en contra de la democracia. Cualquiera de los dos sistemas es bueno y puede funcionar perfectamente, con tal de que aquellos que gobiernen sean rectos y no mafiosos, que busquen efectivamente el bien común y no sólo sus intereses personales y en su caso los de una mafia apátrida (verdaderos traidores) que sólo obedece consignas que recibe desde el exterior, del mando supremo de la Gran Fraternidad Universal, que se guía siempre por un odio secular contra la Obra de Dios, la Iglesia Católica.

También perdimos la unidad. Desde la imposición de la República, no han cesado en fomentar las divisiones y enfrentamientos (No querían un vecino fuerte y unido). Por principio la izquierda provoca siempre las divisiones (lucha de clases, de intereses, de facciones, de partidos, etc.). Igualmente perdimos la libertad, desde entonces han manipulado a nuestros gobiernos, apoyando a sus incondicionales con armas y dinero y haciendo caer al que no estaba dispuesto a obedecer sus consignas. Y se empeñan en que perdamos nuestra fe, atacando a la Iglesia bajo un pretendido y falso laicismo, con leyes anticlericales, llegando inclusive a tratar de que renunciáramos a la fe a base de terrorismo y persecuciones sangrientas (Venustiano Carranza, Obregón, Calles y Cárdenas), provocando la guerra Cristera que surgió al defender en forma espontánea el pueblo mexicano el sagrado derecho a la libertad religiosa.

Pero la izquierda (masonería) no queda conforme con habernos hecho perder todo lo mencionado, quiere llegar a un control total y absoluto, por medio del populismo, que creado en Brasil durante el gobierno de Lula Da Silva, con el apoyo de Fidel Castro, Chávez y Ortega, con el Foro de Sao Paolo, al que perteneció desde un principio hace ya 20 años el PRD, y Morena desde su fundación.

Ahora que habiendo tenido serios reveses, en Brasil con la elección de Bolsonaro, considerado de derecha y abiertamente católico como lo manifestó, en Venezuela con los fracasos de Maduro y otros, quiere la izquierda (masonería) con una imposición total del populismo en México con López Obrador revitalizar el movimiento en Hispano-América, constituyendo a méxico como la base y cabeza para esta estrategia.

Es significativo que en el último Grito en Palacio de Gobierno el pasado 15 de septiembre López Obrador, con sus arreglos personales e improvisaciones, hizo los vivas a los héroes que nos dieron Patria incluyendo con gran descaro y cinismo incluyendo un “Viva la Gran Fraternidad Universal” como se designa a sí misma la masonería mundial, y luego no se cansó en hacer repetitivamente el simbólico “Abrazo Masón”. Ningún presidente anterior se había atrevido a exhibirse en esa forma. Ojo, a donde nos quiere llevar.

Tenemos que reinstaurar los principios “Trigarantes” de Iturbide, manifestados en nuestra hermosa Bandera: Independencia (verde), religión católica (blanco) y unidad (rojo). Entonces si habremos consumado nuestra independencia verdaderamente. Pudiendo ahora sí celebrar ese glorioso día, como también el 15 y el 27 de septiembre. “Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida.”

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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