Pequeña reflexión sobre las celebraciones de las patronas de México y España.
Acabamos de celebrar primero, el día 8 de diciembre la Purísima Concepción y luego el día 12 a nuestra madrecita del Tepeyac, la virgen de Guadalupe. Dos hechos que pocos relacionan y realmente no tienen una relación directa, pero es que celebramos a la patrona de España y luego celebramos a la patrona de México, luego reconocida por san Juan Pablo II como patrona de toda América.
El reconocimiento de la Purísima Concepción como patrona de España se basa en el milagro de Empel (8 de diciembre de 1585), que se realizó cuando los tercios españoles fundados por Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán, defendieron a Flandes (por lo que Bélgica sigue siendo católica) del acoso encarnizado de los ejércitos protestantes de Holanda e Inglaterra instigados por la mafia de izquierda (masonería). Uno de los valientes tercios estaba rodeado por los holandeses y los ingleses, sin esperanzas de salir con bien. El almirante holandés Holak, conociendo el temple de los hombres de los Tercios (el mejor ejército del mundo por siglos) para evitar más pérdidas de sus hombres, les ofreció un rendimiento honroso, sin entrega de bandera, ni armas y salir libres del
acoso. El maestre de campo español Francisco de Bobadilla le respondió: “Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos”. El holandés resignado se preparó para, al día siguiente acometer el asalto definitivo, abriendo las compuertas de los ríos Mosa y Waal inundando todo, dejando a los españoles en una pequeña isla en la que se había convertido el Cerro de Empel.
Un soldado español preparando la defensa al escarbar una trinchera encontró una imagen pintada no hace mucho de la Purísima Concepción, llamando a sus compañeros, y al considerarlo como una buena señal se pusieron todos a rezarle a la Virgen, pidiéndoles su amparo. Cuál fue la sorpresa de “todos” que al aprestarse para el combate se encontraron que todas las aguas estaban congeladas, los barcos de guerra ingleses y holandeses no se podían mover, y el Tercio salió marchando sobre las aguas congeladas venciendo uno tras otro los contingentes de cada barco. el almirante holandés Holak exclamó: “Tal parece que dios es español, al obrar tan grande milagro”. el instituto meteorológico holandés estudiando el acontecimiento, llegó a la conclusión de que la corriente del golfo, que desde el golfo de México lleva aguas templadas al canal de la Mancha no permitiría nunca un hecho igual, el que solo podía explicarse por la intervención de un poder superior. Desde entonces la Purísima Concepción ha sido la patrona, la patrona primero de los Tercios, luego de los infantes de marina españoles y por último de todo el ejército y de la misma España. Declarando su santidad Pio IX en 1854 el dogma de la Purísima Concepción y como día para celebrarla el 8 de diciembre, considerando el milagro de Empel.
El nacimiento de la nación mexicana y que tengamos como patrona a la virgen de Guadalupe se debe también a un gran milagro. Un 12 de diciembre como el que acabamos de celebrar con la asistencia de más de 8 millones de peregrinos a la Basílica, se le presento la Santísima Virgen (Morena, mestiza, ni española, ni indígena) a san Juan Diego y luego a fray Juan de Zumárraga y a todos los presentes sobre la tilma de Juan Diego. Una imagen no pintada por mano de hombre. La única imagen en el mundo pintada por la mano de Dios, lo que permitió al Santo Padre Benedicto XIV expresar “No fecit taliter omni natione” No hizo (Dios) cosa igual con ninguna otra nación. La Virgen apoya sus pies sobre la luna creciente igual que la Purísima Concepción y el angelillo abajo tiene los colores que después Iturbide escogió para nuestra bandera, la más hermosa del mundo (según encuesta universal).
El otro paralelismo se manifiesta en que igual que después de la aparición de la virgen de Guadalupe en México, se convirtieron no solo los reacios indígenas de México (aztecas, tlaxcaltecas, tarascos, mixtecos, mayas y demás), llegando a bautizar fray Toribio de Benavente el solo unas 400,000 almas, según refiere en su Historia de los indios de la Nueva España, sino de toda América Hispana, en España Santiago a quien Nuestro Señor llamo “Boanerges” (Hijo del Trueno, por vehemente y entregado), que había tomado muy enserio las palabras de su Maestro: “Id y predicad el Evangelio hasta el final de la tierra”, llegando hasta “Finis Taerre” en la Coruña, estaba desalentado al no conseguir nada con los rebeldes celtiberos. En esos momentos sentado a la orilla del río Duero, donde se asentó la ciudad de Zaragoza, se le apareció sobre un pilar la Santísima Virgen, la que todavía vivía en esos momentos en Tierra Santa, y de ahí en adelante se convirtieron masivamente todos los celtas de España, igual que siglos más tarde aconteciera en México.
España y México, señalados por estos dos paralelismos extraordinarios, se han visto por eso mismo atacados como ningún otro país por la izquierda (masonería), incluso con sangrientas persecuciones.
Habiendo sido privilegiados por nuestra Santísima Madre, podemos estar seguros que ella nos protegerá de esos embates, que de momento parece que se recrudecen, si nosotros nos mantenemos firmes y fieles a nuestros principios y convicciones. de hacerlo y luchando por reinstaurar el reino de dios, viviendo la cultura de la vida y del amor, saldremos adelante no solo en esta lucha contra la cultura de la muerte, superando la corrupción, las mentiras y calumnias que la acompañan, sino también la falta de seguridad, la violencia, la destrucción de familias, la juventud desubicada, presa fácil de las adicciones, vicios, delincuencia, especialmente de los narcos, la pobreza, hambre y muerte. Solo logrando que Dios vuelva a ser parte de nuestras vidas, lo lograremos, que nunca con afirmaciones y promesas gratuitas sin base alguna, como lo pretenden.
“Donde hay bosques hay agua y aire puro; donde hay agua y aire puro hay vida.”
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