Paso a paso, la izquierda (masonería) ha estado y está tratando de descristianizar al mundo, que pierda sus valores, sus principios, para un mejor control de los pueblos en función de sus intereses y por odio a la Obra de Dios; y aunque no lo ha logrado totalmente, sí lo ha hecho en forma sensible, utilizando fundamentalmente la corrupción, la mentira y la calumnia.
Antes la palabra de un hombre valía más que un contrato escrito. En tiempos de Don Porfirio -según platicaba mi suegro Don Alberto González Herrero, que murió a la edad de 107 años- se podía dejar una bolsita con monedas de oro en el Zócalo, y al regresar ahí estaba intacta.
El respeto a los padres era indiscutible, la juventud aceptaba los consejos de los mayores y no se replicaba una orden. La violencia intrafamiliar era mínima y prácticamente no había madres solteras, el abrazo íntimo era el inicio de una vida de felicidad que empezaba ante el altar con el santo sacramento del matrimonio. El dicho de Obregón de que no había coronel que aguantara un cañonazo de 50 mil pesos (la corrupción), no era lo común como ahora.
Ciertamente no han logrado lo que han querido; nuestro pueblo bajo el amparo de Nuestra Señora de Guadalupe se mantiene fiel, el sentido de familia que caracteriza a los pueblos hispanos y que les da esa unidad y solidaridad está firme, aunque el rezo del rosario en familia ya no es tan difundido.
Pero las campañas insidiosas llevadas a cabo al amparo de leyes que se imponen o tratan de imponerse, valiéndose de un Congreso y una Suprema Corte de Justicia corruptos y controlados, últimamente llegando a una perversidad no imaginable con la ideología de género, con la “educación sexual” desde los cuatro años, inclusive con libros, totalmente a espaldas de los padres, ya ha dado sus frutos haciéndose sentir dolorosamente.
¡Cuántos jóvenes no son víctimas del alcohol, la droga y la delincuencia! ¡La cantidad de madres solteras que surgen entre los 13 y los 19 años es alarmante! Claro que ahora hay partidos que quieren explotar esto políticamente ufanándose de que van a lograr el apoyo oficial a las madres solteras, en lugar de ponerse como meta el evitar que sigan proliferando.
Y es que, inclusive a través de la televisión, en las famosas telenovelas, hay consigna de justificar la relación sexual, de que ya entre adolescentes lo normal es tenerlas, y que reservarse para el matrimonio es cosa del pasado, asunto superado.
Después de la “liberación de la juventud”, promueven el “sexo seguro”, el supuestamente saberse cuidar, si pasa algo es porque no supieron cuidarse. Para eso reparten condones en los colegios y dan educación sexual en ellos desde los 4 años. El resultado es esa cantidad de chiquillas inocentes que quedan embarazadas antes de tiempo.
Claro que ahora para supuestamente corregir eso y aprovechándolo, promueven la campaña mundial a favor del aborto, una legalización del asesinato de pequeños inocentes en el seno de madres a las que han confundido con campañas de que ellas son dueñas de su cuerpo y que pueden decidir sobre él, que tienen el derecho a eso, negándole al pequeño el derecho primordial a la vida, alegando que legalmente todavía no es persona y que por lo tanto todavía no tiene derechos constitucionales.
¡No! No va por ahí la solución. La solución está en una educación con valores, que toda la flamante “Reforma Educativa” se ha enfocado a mejorar la “instrucción”, pero en ningún momento a dar educación verdadera basada en valores, donde el adolescente y desde infante aprenda a desarrollar su voluntad no dejándose llevar por las bajas pasiones, porque no es amor, aunque pretenda actuarse en nombre de él.
Esa educación conducirá al único sexo seguro, que es el que se realiza ahora como culminación del enamoramiento y del amor verdadero, en una entrega mutua precisamente dentro del matrimonio, después de haberse jurado amor eterno ante el altar para toda la vida. Este sexo seguro es el único medio para evitar el tan temido flagelo del Sida y de otras enfermedades sexuales, así como los embarazosos no deseados. El condón no garantiza nada. La promoción de la homosexualidad también aumenta el peligro. Vemos que las soluciones propuestas por el gobierno no son las adecuadas, sencillamente no funcionan y van contra la naturaleza humana.
María Eugenia Alvarado Aros, en su libro “El Sexo: Matrimonio o Amor Libre” nos dice: “La única forma en que el acto sexual no tenga consecuencias negativas, es cuando se realiza con quien se debe, donde se debe, cuando se debe, porque se debe y para lo que se debe; o sea, normal y naturalmente”. En otras palabras, como Dios manda.
Esto redundará en familias más felices y sólidas, en que el sentido de la familia sea aún mayor y que consecuentemente la sociedad progrese para el bien, haya menos corrupción, menos delincuencia, mayor seguridad, más progreso, menos pobres y hambre, se cuide más a la naturaleza y se solucionen los problemas ambientales.
Que América cumpla con la expectativa de San Juan Pablo II al designar a América como el “Continente de la Esperanza” para la reevangelización del mundo y, con ello, el resurgimiento de los valores, al retornar a nuestros orígenes, a nuestras raíces cristianas, a Cristo, a leer la Biblia, como lo advirtió hace poco (oct. 2016) Ángela Merkel, Canciller de Alemania.
Tenemos forzosamente que lograr que la cultura de la vida y del amor triunfe definitivamente sobre la cultura de la muerte y del odio, promovida por la izquierda (masonería). No será fácil, pero ¿cuándo ha sido fácil algo que valga la pena?
Si haces algo, es porque vale la pena hacerlo, y si vale la pena hacerlo, vale la pena hacerlo bien.
“Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”.
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