Para poder restituir la cultura de la vida y del amor, debemos tomar ejemplo de quienes en verdad vivieron bajo el precepto del respeto al derecho ajeno es la paz.
Este tema es muy interesante, sobre todo teniendo en cuenta los acontecimientos que nos toca presenciar. En primer lugar, es importante dejar claro que esta premisa no es de Benito Juárez, ya Immanuel Kant (1724- 1808) filósofo alemán, lo trata ampliamente en su Libro Zum Ewigen Frieden (Sobre la paz perpetua), otro notable personaje que trato el tema, fue santo Tomas de Aquino, entre otros y antes que ellos ya los filósofos griegos abordaron el tema.
Por otro lado, Juárez nunca respeto el concepto. Su robo descardo de los bienes de la Iglesia con los cuales mantenía escuelas, que al suprimirlas aumento el analfabetismo en el país, la Iglesia ya no pudo apoyar al campo con créditos de intereses muy bajos, dejaron de funcionar los hospitales fundados y sostenido por la Iglesia, igualmente los orfanatos y asilos de ancianos y otras muchas obras sociales. Pero esto no fue todo. La riqueza mencionada la repartió entre su equipo, de modo que al exigir Inglaterra, España y Francia el pago de los préstamos hechos, el gobierno de México que debería tener las arcas llenas, no tuvo dinero disponible para efectuar el pago y se provocó la invasión de las fuerzas francesas.
Ahora que lo que estamos abordando, dio lugar a que en Colombia en forma irónica lo llamaron “Benemérito de América” por todos los beneficios que había concedido a EE.UU. (América, según ellos) a tal grado que en muchas ciudades de EE.UU., existen monumentos a Juárez y el 5 de mayo, que conmemora la famosa batalla es fiesta nacional en ese país, porque dio la oportunidad de terminar la Guerra de Secesión en EE.UU. que de haber triunfado la invasión en 1862 Francia hubiera podido apoyar a los Estados Sureños (Confederados). Así Juárez recibió todo el apoyo de EE.UU. (los yanquis) y la mafia masónica de ese país logro que Napoleón III, retirara sus tropas de México. Para eliminar esta apreciación se cambió la designación a “Benemérito de las Américas”.
Todo en nombre del derecho. Es lamentable cómo se pueden usar los términos para tergiversar todo y lo más lamentable es que pase desapercibido para la población en general que es engañada por el manejo de la información. En los tiempos actuales se ha acentuado el uso de términos para aparentar lo que no es. Ahí está el término de democracia, todos los países sojuzgados por el comunismo (izquierda, socialismo) se denominaron republicas democráticas. En estos días aquí en México todo se decide democráticamente con consultas populares (populismo). El termino libertad, desde la Revolución Francesa, ha servido para abanderar toda clase de libertinajes: liberación femenina, liberación de la juventud, liberación sexual, movimientos de liberación nacional, Teología de Liberación, etc.
Pero ahí no para todo al hablar de derecho, teniendo en cuenta que es propio de todo ser humano, inclusive de los no nacidos, para que en la sociedad se respete se han tenido que establecer normas o leyes que abordan las diferentes áreas de actividades humanas, dando lugar al Derecho Civil, el Derecho Penal, el Derecho Comercial, el Derecho Familiar, el Derecho Internacional, no sé si se me escape alguno.
Todos los derechos están comprendidos en leyes. Y aquí viene una interpretación muy peligrosa para la sociedad “nada está por encima de la ley”, lo que realmente debe tenerse en cuenta para que haya orden y paz. Pero para los seguidores de la cultura de muerte (la izquierda, socialismo, masonería)) se les olvida que ninguna ley humana puede estar por encima de la ley divina establecida por Dios y ahí está el gravísimo peligro y que es una amenaza muy seria para nosotros en estos días, que al poder poner las leyes como se les antoja sin tomar en cuenta lo mencionado y ponerlas a su arbitrio y conveniencia para hacer legal todo lo que quieran, lo pueden y lo están haciendo para imponer la cultura de la muerte sin que nadie pueda oponerse, porque no hay nada por encima de la ley. Así hacen legal el asesinar a millones de pequeñas personas en el vientre de su madre (aborto), el hacer legal el matrimonio entre personas del mismo sexo, el hacer legal adoptar niños inocentes por estos pseudomatrimonios, el hacer legal la supresión de la libertad de los ciudadanos, el hacer legal el uso de la fuerza pública para obligar a los ciudadanos a someterse a la voluntad del dictador y así proceder con cualquier acto contra la naturaleza y la dignidad sin tomar en cuenta que la misión del gobernante es el procurar el bien común.
Esto es lo que ha sucedido en cualquier país controlado por el socialismo, la izquierda, la masonería y está sucediendo en nuestras narices en Venezuela, Nicaragua, Cuba, y otros países y puede si nos dejamos, sucedernos aquí en México, si como menciona Anna Graham, a quien he citado varias veces, seguimos diciendo a todo “está bien” y nos callamos muy sumisamente a lo que dispongan.
Es hora de despertar de nuestro letargo y defender (ahora sí) nuestros legítimos derechos a la libertad, a no dejar que nos esclavice la izquierda como lo ha hecho en otras partes.
Es hora de que con pleno derecho reinstauremos la cultura de la vida y del amor, que es la única forma en que se puede hacer valer el respeto al derecho ajeno, y así lograr la tan ansiada paz social, que debe prevalecer.
“Donde hay bosques hay agua y aire puro; donde hay agua y aire puro hay vida”.
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