Ya estaba todo perdido, sólo quedaba en la Sierra Madre del sur Vicente Guerrero con sus fuerzas, totalmente aislado.
Desde el 15 de septiembre de 1810 con el grito de independencia dado por miguel hidalgo, pasaron muchas contingencias adversas para el movimiento. Después de la victoria en el Monte de las Cruces, perdiendo la oportunidad de caer sobre la capital del Virreinato, se dio la derrota de Puente de Calderón, que conduce a la ejecución de Hidalgo (30 de julio de 1811), de Allende y otros jefes insurgentes, señala el fin de un intento. La causa de este desastre que terminaba tan rápidamente con las ilusiones de independencia, se debió a la falta de conocimientos militares, organizativos y de comprensión de la situación del cura Hidalgo, así como a la falta de cumplimiento del apoyo ofrecido por la masonería yanqui. Otro punto importante, decisivo, fue que con el empeño de Hidalgo de ejercer el mando, no se lo entregó este a José Ignacio de Allende, principal personalidad militar de la causa, capitán del Regimiento de Dragones, según México a través de los siglos: “Era Allende de gentil apostura, de fuerza hercúlea, muy diestro jinete y dado a ejercicios corporales en los que era notable, de gran valor e instruido en las armas…era un gran idealista, firme en sus principios católicos”.
De no haber entrado al relevo José María Morelos, cura de Carácuaro, Michoacán, la causa habría terminado ahí, pero este personaje idealista y patriota, que no aceptó el apoyo interesado de dinero, armas y tropas que la mafia masónica yanqui le ofrecía a través del secretario de estado Monroe (Dic 1811), que mandando fusilar a los agentes David y Tabares por subversivos que incitaban a la “Guerra Total” contraria a sus principios como católico, era frío, sereno, reflexivo, organizador, amante de la disciplina del soldado. Napoleón Bonaparte considerando sus éxitos militares aseguró que con seis Morelos conquistaría al mundo. No aceptó tampoco el apoyo de armas y dinero que posteriormente le ofreció EE.UU. a cambio de cederles el estado de Texas. Sin recursos y armas, al último cayo prisionero y fue ejecutado el 22 de diciembre de 1815.
En abril de 1817 Inglaterra y EE.UU, apoyaron con dinero, armas y fuerzas militares al masón español Francisco Javier Mina que desembarcando en Soto la Marina y audazmente llego hasta Zacatecas, pero no encontrando ningún apoyo en la Nueva España, fue derrotado y capturado en la Hacienda el Venadito y ejecutado en noviembre del mismo año.
Ya estaba todo perdido, sólo quedaba en la Sierra Madre del sur Vicente Guerrero con sus fuerzas, totalmente aislado.
Aparece entonces en la causa insurgente Agustín de Iturbide que había hecho en las fuerzas realistas, una carrera brillante, que con su genio militar derrota inclusive al militar excepcional de Morelos en la batalla de Lomas de Santa María, cerca de Valladolid (actual Morelia), donde con 360 valientes somete en su propio terreno a un ejército de 20 mil hombres acostumbrados a vencer, dejando al enemigo en tal confusión, que los insurgentes acaban por combatir unos contra otros. Alfonso Junco en su obra Un siglo de México refiere que “es un gran guerrero; se inició en el Monte de las Cruces y vence en Valladolid al invencible Morelos; gana en acciones todos sus ascensos y llega pronto a Coronel, cuenta las batallas por victorias”. El historiador José Macías lo describe como un joven oficial esbelto, de atlética figura, de pelo castaño ligeramente rojizo, ondulado, con pobladas y largas patillas, famoso por la poca suavidad con la que trata a los insurgentes, que llegaron a llamarlo el “Dragón de Hierro”.
En España la situación es caótica después de la invasión de Napoleón (1809) y la constitución de la Corte en Cádiz, controladas por la masonería y contrarias a la Iglesia Católica.
En estas circunstancias Iturbide se da cuenta de que es mejor que México se independice que estar sujeto a las Cortes de Cadiz controladas por la masonería, totalmente contrarias a la fe católica y aprovecha que el virrey Apodaca le encomienda pacificar la insurrección en las montañas del sur, que es el único foco que queda, se comunica con Vicente Guerrero, le escribe y acuerdan reunirse, lo que culmina en el famoso abrazo de Acatempan, con el que se sella el acuerdo de alcanzar la independencia.
Hasta ese momento todo lo anterior, no servía de nada, el movimiento se iba apagando. Pero era necesario eliminar toda resistencia, para lo cual Iturbide, dejando a Guerrero en la sierra se dirige a la capital pasando por todos los puntos necesarios para que aprovechando su prestigio militar y sus dotes diplomáticas vaya convenciendo a todos los jefes militares llegando hasta las puertas de la capital y sin derramamiento de sangre unificando todos los criterios, entra triunfante a la Ciudad de México capital de la Nueva España el 27 de septiembre de 1821, el ejército Trigarante con Iturbide a la cabeza proclamando la Independencia de México, aclamado por todo el pueblo.
Qué diferente es la historia real, a la que nos enseña el gobierno oficialmente a través de la Secretaría de Educación Pública. De acuerdo con la realidad, si ya festejamos la Independencia, con mayor razón y con mayor entusiasmo deberemos celebrar el que después de tantos reveces, al final de cuentas logramos lo que ya parecía imposible. El abrazo de Acatempan, se ve culminado con la entrada triunfante de Iturbide el 27 de septiembre de 1821a la Ciudad de México quedando consumada la independencia, ya no había marcha atrás. Bajo las TRES garantías de libertad, religión y unión representadas en los colores de la bandera (la más hermosa del mundo según encuesta) del verde, blanco y rojo, inspirados en los colores que aparecen en las alas del angelito que se encuentra a los pies del Nuestra Señora de Guadalupe.
No hay vuelta de hoja, las mentiras y calumnias que maneja la izquierda, siempre a la larga salen a la luz, quedando la verdad radiante a los ojos del pueblo. La propaganda que maneja a través de los medios de comunicación y las leyes y decretos a través de lo que trata de imponerlas a fin de cuentas tampoco prevalecen.
De acuerdo con el espíritu con el que nació nuestra nación independiente, presente en nuestra bandera (Independencia, pureza de la Religión Católica, Unión de los habitantes del país), así como también en nuestro Himno (…que el Cielo tu eterno destino por el dedo de Dios se escribió y… de Iturbide la sacra bandera, mexicanos, valientes seguid). Es claro que nuestro camino al progreso y bien común es el reinstaurar la cultura de la vida y del amor.
¡Viva México, viva Cristo Rey, viva la Virgen de Guadalupe, vivan los héroes que nos dieron Patria, especialmente Iturbide y Guerrero! (Ellos lograron la Independencia)
“Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”
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